Cinco poderosas bengalas solares apuntan a la Tierra desde la noche de este viernes. 

Expertos internacionales del clima esperan para el fin de semana la peor tormenta solar en casi 20 años. 

Hay zonas, como el río de la Plata, que únicamente presentan una disminución del campo magnético

Pero no se prevén catástrofes, más allá de problemas de funcionamiento de la electrónica y de los satélites de posicionamiento global comunicaciones.

El Centro de Predicción del Clima Espacial (SWPC, en inglés) de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, en inglés) división del Sistema Meteorológico Nacional de Estados Unidos alertó sobre la inminente descarga de una tormenta solar "severa" que podría causar una tormenta geomagnética.

Según el comunicado, puede impactar en la infraestructura orbital terrestre y en la superficie de la Tierra, en forma de apagones, y afectar las comunicaciones, la red de energía eléctrica, la navegación y las operaciones de radio y de satélites.

NOAA explicó que el sol está presentando desde el 8 de mayo una serie de manchas y erupciones por primera vez en dos décadas.

Primera alerta importante en 20 años

El Centro de predicción del Clima Espacial emitió una vigilancia de tormenta geomagnética severa (G4) esta semana (el máximo es G5), la primera desde enero de 2005.

Hasta ahora se observaron cinco eyecciones de masa coronal (CME) dirigidas a la Tierra, que se espera lleguen entre hoy y el fin de semana.

Se vieron y asociaron varias llamaradas solares fuertes con gran mancha solar en la superficie del sol, aproximadamente 16 veces más ancho que la Tierra.

"Las CME son explosiones de plasma y campos magnéticos procedentes de la corona solar. Provocan tormentas geomagnéticas cuando se dirigen hacia la Tierra. Las tormentas geomagnéticas pueden afectar a las infraestructuras en órbita cercana a la Tierra y en la superficie terrestre, interrumpiendo potencialmente las comunicaciones, la red eléctrica, la navegación y las operaciones de radio y satélite", explica el SWPC.

“Cuando se dirigen a la Tierra, las bengalas más poderosas podrían interrumpir satélites, señales de GPS y las comunicaciones por radio. Debido a eso, una multitud de instrumentos espaciales y terrestres está vigilando los posibles impactos”, marcaron.

Es significativo el impacto potencial de estas perturbaciones geomagnéticas en el campo magnético y la infraestructura tecnológica de la Tierra.

Las CME pueden causar irregularidades de tensión en el sistema eléctrico; problemas de orientación en satélites de órbita terrestre baja; intermitencias en la navegación por satélite (GPS); y comunicación intermitente por radio HF (alta frecuencia).

Las potentes llamaradas solares, sin embargo, no son visibles para el ojo humano, salvo la aurora boreal que se podría observar al sur como Iowa y Oregón, advierte la NOAA.

Según el SWPC, también se vería en Alabama y el norte de California.

“Una gran mancha solar ha producido erupciones desde moderadas a muy fuertes desde el miércoles”, señaló la agencia.

“Al menos cinco de esas erupciones estuvieron asociadas con eyecciones de masa de la corona solar que parecen dirigidas hacia la Tierra”, añade.

Tormentas

Las eyecciones son explosiones de plasma y campos magnéticos en la corona solar que causan tormentas geomagnéticas cuando ocurren en dirección a la Tierra, explicó NOAA.

La gran mancha solar lanzó una secuencia asombrosa de cinco eyecciones de masa solar hacia la Tierra, según la plataforma Spacewather.com, que estima que, si se tratara de un huracán, sería de categoría 4.

La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) posee una escala meteorológica espacial que llega hasta G5, que es un nivel extremo. 

La alerta para este 10 de mayo es G4, es decir, severo, en el que se esperan efectos en sistemas de energía y las operaciones espaciales, podrían experimentar problemas de seguimiento.

Estas erupciones pueden causar tormentas geomagnéticas que afectarían la infraestructura en la órbita cercana a la Tierra y en su superficie, perturbando potencialmente las comunicaciones, la red eléctrica, la navegación, las operaciones de radio y satélites.

Según el Instituto Geográfico Nacional de España, las tormentas geomagnéticas son perturbaciones del campo magnético de la Tierra, cuyo origen se da por un aumento brusco de las partículas emitidas en las erupciones solares que alcanzan la magnetosfera, lo que produce alteraciones en el campo magnético terrestre.

Las tormentas geomagnéticas tienen un carácter global, comenzando simultáneamente en todos los puntos de la Tierra.

No obstante, las amplitudes con que se observan en distintos lugares son diferentes, siendo mayores cuanto más altas son las latitudes.

"La frecuencia con que se producen las tormentas geomagnéticas está relacionada con los periodos de la actividad solar, de unos 11 años de duración, y que se conoce como “ciclo solar”. El número de manchas solares permite cuantificar la actividad solar en cada momento", dice el instituto.

Ninguna investigación científica respalda la idea de que las tormentas geomagnéticas causen efectos sobre la salud.

Los astronautas y los pilotos de gran altitud enfrentan riesgos para la salud debido a estos eventos, pero otros no, según se demuestra en sitios tales como: https://earthsky.org/space/are-solar-storms-dangerous-to-us/; https://www.health.com/condition/stroke/solar-flare-health-effects; https://www.scientificamerican.com/article/should-you-really-worry-about-solar-flares/;
https://www.usgs.gov/faqs/what-are-hazards-magnetic-storms; https://hesperia.gsfc.nasa.gov/sftheory/spaceweather.htm; y https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5180106/

Desde el comienzo del ciclo solar actual, en diciembre de 2019, solo se observaron tres tormentas geomagnéticas severas. La G4 más reciente ocurrió el 23 de marzo de 2024.

Mientras tanto, el último evento G5, conocido como la tormenta de Halloween, tuvo lugar en octubre de 2003, causando cortes de energía y daños en transformadores a nivel mundial.

Su majestad, el sol

El Sol es el cuerpo principal de nuestro sistema, por lo tanto, el principal responsable de los fenómenos que se generan en todo el entorno planetario y eso, por supuesto, incluye a la Tierra y a todos sus habitantes.

Es una enorme estrella de gas, que crea energía en su interior a temperaturas aproximadas de 15 millones de grados Celsius; una presión altísima que provoca reacciones nucleares y que libera protones (núcleos de hidrógeno) y partículas alfa (núcleos de helio).

Su superficie, llamada fotósfera, no es solida, sino una capa de 100km de espesor de gases, plasma y flujos de energía; una capa muy delgada en realidad si la comparamos con el radio de 700,000 km del Sol.

La fotósfera expulsa todo el tiempo flujos de partículas y magnetismo llamado viento solar.

Cuando hay un incremento de actividades electromagnéticas se pueden generar otros fenómenos como las explosiones de radiación o los flujos de plasma, llamados eyecciones de masa coronal (EMC). Estos fenómenos son los que pueden ocasionar una tormenta geomagnética o lo que se conoce como tormenta solar.

Las propiedades solares y los conjuntos de fenómenos que estas provocan, así como la medición y el análisis, las influencias directas e indirectas y su interacción con el medio interplanetario y con la atmósfera y la superficie terrestre, es lo que se conoce como clima espacial.