Acusan de fraude fiscal a la Organización Trump y a su director financiero
El antecesor de Joe Biden en la presidencia de los Estados Unidos no está acusado, pero salió a denunciar "una caza de brujas". Lo hizo en una red social.
La empresa del magnate y expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, así como su director financiero Allen Weisselberg, fueron acusados de haber planeado desde 2005 una operación para defraudar a las autoridades fiscales federales, estatales y locales, para evitar el pago de impuestos.
La prensa internacional informa que tanto la Organización Trump, como Allen Weisselberg, su jefe financiero de vieja data, se declararon inocentes. Según la acusación contra Weisselberg, quien ha trabajado para el negocio familiar de los Trump durante 48 años, el ejecutivo maniobró para evitar el pago de impuestos sobre más de 1,7 millones de dólares en ingresos.
El director financiero de Trump y representantes de la compañía comparecieron en un juzgado de Manhattan este jueves, un día después de que un jurado los imputara en el marco de la investigación. El fiscal adjunto del distrito, Carey Dunne, describió como un esquema de fraude fiscal "arrollador y audaz", el plan de 15 años "orquestado por los ejecutivos más importantes" para eludir impuestos, que viene siendo investigado hace más de dos años.
Los 15 cargos imputados incluyen conspiración para defraudar, fraude fiscal o falsificación de documentos, entre otros, precisa el sitio France24.com La Organización Trump opera desde hoteles hasta campos de golf y complejos turísticos en todo el mundo.
Antes de ingresar a la Casa Blanca en enero de 2017, el exmandatario la puso en un fideicomiso supervisado por sus hijos adultos Donald Jr. y Eric, así como por Weisselberg, para evitar conflictos de interés. Actualmente no está claro qué papel desempeña el ex mandatario en la empresa, agrega el sitio oficial del canal francés.
La acusación de 25 páginas detalla cómo entre 2005 y mediados de 2021 la empresa operó un sistema con el que, presuntamente, pagaba a Weisselberg y otros ejecutivos "por debajo de la mesa". Les daba una parte importante de sus compensaciones en "beneficios extraoficiales" que terminaban deduciéndoles impuestos.
El propio Weisselberg, de 73 años, fue acusado de ocultar 1,76 millones de dólares en ingresos, incluido el alquiler de un apartamento en Manhattan y los pagos de arrendamiento de dos vehículos Mercedes Benz, entre otros. Los fiscales dijeron que esto permitió al fiel escudero del expresidente evadir aproximadamente 900.000 dólares en impuestos y recaudar 133.000 dólares en reembolsos irregulares.
Durante la lectura de cargos en el Tribunal Penal de Manhattan, Carey Dunne afirmó que "esta no es una práctica estándar en la comunidad empresarial, ni fue el acto de un empleado deshonesto o aislado". La caza de brujas política de los demócratas de izquierda radical, con Nueva York ahora asumiendo la tarea, continúa. ¡Está dividiendo a nuestro país como nunca antes", clamó el expresidente en una red social, tal su estilo.
Sin embargo, él no fue acusado en esta etapa de la investigación. Sus declaraciones coinciden con las de su empresa, que denunció en un comunicado que Allen Weisselberg está siendo usado por los fiscales como un "peón" en un intento por afectar al exmandatario, meses después de que perdiera las elecciones presidenciales.