El mandatario republicano, acompañado por el vicepresidente Mike Pence, visitó el cementerio nacional de Arlington, cuatro días después de que los medios estadounidenses declararan, en base a proyecciones de resultados oficiales, que su rival demócrata ganó la Casa Blanca.

Trump no se ha dirigido a la nación más que a través de Twitter, y no aceptó su derrota frente a Biden, como es tradicional en Estados Unidos una vez que se proyecta un ganador en una elección.

Y en medio de contagios récord de Covid-19 en todo el país, y con los estados imponiendo nuevas restricciones para evitar la propagación del virus antes del invierno, Trump parece haber dejado de lado los deberes presidenciales normales.

En cambio, ha permanecido encerrado en la Casa Blanca, sosteniendo que está a punto de ganar y presentando demandas en las que alega fraude electoral, hasta ahora respaldadas solo por evidencia muy endeble.

Hoy temprano tuiteó nuevas afirmaciones sin pruebas de victorias electorales y manipulación de votos, a pesar del consenso de observadores internacionales, líderes mundiales, funcionarios electorales locales y medios de comunicación estadounidenses de que la votación del 3 de noviembre fue transparente, y que no hay acusaciones creíbles de fraude. Y también afirmó: "Ganamos".

Trump dijo que una encuesta "posiblemente ilegal" justo antes de la jornada electoral lo mostró 17 puntos detrás de Biden en Wisconsin, cuando según él la carrera estaba empatada y ahora se encaminaba a ganarla. "¡Muchos de esos casos 'deplorables'!", añadió en Twitter. Biden fue declarado ganador en Wisconsin.

Algunos republicanos estaban sumándose a los crecientes llamados para que el presidente asuma que perdió, y expertos advirtieron que su negativa a hacerlo perjudicaba el proceso democrático y retrasaba la transición hacia un gobierno de Biden, cuya investidura está programada para el 20 de enero.

Entre ellos se encontraba el secretario de Estado republicano de Montana, Corey Stapleton, quien destacó las "cosas increíbles" que Trump logró durante su mandato. "Pero ese tiempo ya terminó. Quítese el sombrero, muérdase el labio y felicite a Biden", tuiteó.

Sin embargo, algunas de las figuras más poderosas del partido republicano, entre ellas el secretario de Estado, Mike Pompeo, y el líder del Senado, Mitch McConnell, parecen respaldar a Trump en su intento por socavar la victoria de Biden.

"Habrá una transición sin problemas, a una segunda administración Trump", dijo Pompeo el martes durante una conferencia de prensa por momentos tensa, mientras que McConnell dijo que el presidente estaba "100% en su derechos" de impugnar la elección en los tribunales.

Pero la ventaja del demócrata en varios estados clave es insuperable y no parecería cambiar incluso si prosperaran las demandas judiciales, o luego del recuento previsto en Georgia, un bastión republicano en el que se proyectó el triunfo de Biden.

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