El ex primer ministro israelí Benjamín Netanyahu recibió el domingo un mandato oficial para formar gobierno y prometió que buscará el consenso nacional tras unas elecciones en las que subieron con fuerza los ultraderechistas judíos, suscitando preocupación en el país y en el extranjero.

Al encargar a Netanyahu la creación de la próxima coalición, el presidente Isaac Herzog señaló que el primer ministro que más tiempo ha estado en el cargo en Israel había recibido suficientes recomendaciones de partidos afines para asegurarse 64 de los 120 escaños del Parlamento.

Esto sitúa al político conservador en la senda de uno de los gobiernos más estables de los últimos años, tras un paréntesis de 18 meses en el que fue sustituido por una frágil e inusual alianza de políticos centristas, liberales, nacionalistas y árabes.

"Tengo la intención de trabajar para ampliar la zona de consenso entre nosotros", expresó Netanyahu en declaraciones televisadas en la residencia de Herzog, añadiendo que representará a todos los israelíes "sin excepción".

Elegido para liderar un gobierno de derecha dura

Según afirmó, ya existe un acuerdo generalizado sobre la identidad judía de Israel, pero también deben defenderse las libertades individuales, en aparente alusión a su minoría árabe del 21%, así como a los laicos.

Reiterando dos de sus convicciones más arraigadas, prometió más reformas de libre mercado para reducir el costo de la vida y dijo: "Debemos actuar con determinación contra la beligerancia de Irán y, sobre todo, frustrar sus intentos para dotarse de armamento nuclear, que tiene designios directos contra nuestra existencia".

Tras haber logrado la normalización de las relaciones con Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Sudán y Marruecos en 2020, Netanyahu dijo que ahora trabajará en "más acuerdos de paz, paz a través de la fuerza, paz a cambio de paz, con otros países árabes, y así, en gran medida, poner fin al conflicto árabe-israelí".

El gobierno entrante parece ser el más derechista de la historia de Israel, ya que engloba al partido ultranacionalista Sionismo Religioso, cuyos líderes se oponen a la creación de un Estado palestino, quieren la anexión de la Cisjordania ocupada y fueron contrarios al colectivo LGBT en el pasado.

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Desechando lo que llamó "alarmismo" sobre la salud de la democracia israelí, Netanyahu dijo que el país seguirá siendo un "faro" para la región. Netanyahu tiene 28 días para cerrar una coalición, con una posible prórroga de 14 días. Pero es probable que finalice las conversaciones esta semana, tras haberlas iniciado de manera semiformal justo después de las elecciones del 1 de noviembre.

(Escrito por Dan Williams; editado en español por Carlos Serrano, Reuters)