Dos autobuses con migrantes sudamericanos, enviados por el gobernador del estado de Texas, Greg Abbott, llegaron cerca de la residencia de la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris, en Washington D.C, quien se negó a responder sobre el tema cuando fue consultada por los periodistas.

Aproximadamente 100 migrantes, principalmente de Venezuela, que fueron recogidos en Eagle Pass, arribaron cerca de la puerta de guardia principal del Observatorio Naval poco antes de las 7 a.m. (hora local), días después de que la vicepresidenta insistiera en que "la frontera es segura" pese a que diariamente miles de inmigrantes indocumentados llegan a territorio estadounidense desde México.

Harris admitió el pasado domingo en una entrevista que el sistema migratorio estadounidense "no funciona" y "debe corregirse", aunque señaló que dicha deficiencia era más notoria durante el mandato del expresidente Donald Trump.

El convoy de autobuses llegó pocas horas después de que el gobernador de Florida, Ron DeSantis, cumpliera una promesa similar de reubicar inmigrantes indocumentados en estados progresistas, enviando el miércoles dos aviones llenos de inmigrantes a la isla Martha's Vineyard (Massachusetts).

En los últimos cinco meses, Abbott amplió su estrategia de enviar inmigrantes no solo a la capital, sino también a Nueva York y Chicago, todas ciudades grandes dirigidas por alcaldes demócratas.

A principios de septiembre, casi 250 autobuses con un total de casi 11.000 inmigrantes fueron enviados para consternar a las respectivas autoridades de esas ciudades, según un informe publicado por Actualidad RT.

Harris mira para otro lado

Cuando la Vicepresidenta salió de la Sala Este de la Casa Blanca después de participar en un discurso, un reportero le pidió comentarios sobre la reciente llegada de migrantes cerca de su residencia: ella simplemente lo miró y siguió caminando sin responder.

La vocera de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, acusó a Abbott de dar aviso a Fox News sobre la llegada del autobús, pero no de discutirlo con el Departamento de Seguridad Nacional o la ciudad de Washington.

Por su parte, el gobernador de Illinois, Jay Robert Pritzker, calificó las acciones de Texas como "una proyección despiadada de la política sobre las personas".

"Mientras otros estados tratan a estas familias como fichas intercambiables, en Illinois serán tratadas como seres humanos", enfatizó Pritzker, declarando el estado de emergencia para brindar apoyo logístico a ciudades como Chicago, que atienden a los recién llegados. 

No obstante, Abott indicó el jueves que no daría marcha atrás y adelantó que Texas continuará enviando migrantes a ciudades santuario como Washington, hasta que Joe Biden y Harris "den un paso adelante y hagan su trabajo para asegurar la frontera".