El Comité Central de Médicos de Sudán informó que al menos diez manifestantes que protestaban contra el golpe murieron en Jartum como producto de disparos de las fuerzas de seguridad.
Sudán se mantiene en una espiral de violencia después del golpe de Estado del pasado 25 de octubre, el segundo en los últimos tres años.

"Las fuerzas golpistas utilizaron fuertemente balas reales en diferentes zonas de la capital y hay decenas de heridos por arma de fuego, algunos de ellos en estado grave", señaló la organización a través de un comunicado.

En la víspera de las movilizaciones, las autoridades anunciaron el cierre de cuatro de los diez puentes que unen a Jartum, la capital, con las ciudades de Bahri y Omdurman. Asimismo, los ciudadanos volvieron a reportar cortes en los servicios de telefonía e internet, que atribuyen a los militares que controlan el país. Pero los intentos por acallar las protestas resultaron infructuosos, indica el sitio France24.com 

Miles se manifestaron con gritos como "no al poder militar", con los que desafiaron la represión que ya se ha cobrado la vida de al menos 24 personas, según informes de la prensa árabe.

Entretanto, Gibreil Ibrahim, ministro de Finanzas del gobierno derrocado, pero que respalda al Ejército, aseguró que se está agotando el tiempo para que el depuesto primer ministro del país, Abdalla Hamdok, acepte ocupar un lugar en un gobierno dirigido por los militares, como le fue propuesto.

"El país no puede esperar por siempre, si él no aceptó el trabajo, entonces definitivamente otro lo tomará", afirmó Ibrahim. El político también señaló que los llamados de los Estados Unidos y sus aliados de Occidente para que retorne al poder la Administración interina que controlaba la nación, previo al golpe de Estado, son "poco realistas".

Sus declaraciones representan un desafío a las medidas tomadas por Washington, que, en repercusión por la toma del poder a la fuerza, suspendió la entrega de 700 millones de dólares en asistencia financiera directa. El Banco Mundial también canceló sus desembolsos para Sudán, cuya economía ha sido fuertemente golpeada por años de mala gestión y sanciones.

La situación financiera se agudizó aún más después de la separación de Sudán del Sur, oficializada en 2011, llevándose consigo más de la mitad de los ingresos públicos y el 95% de las exportaciones de petróleo. La nueva crisis detonó tras semanas de crecientes tensiones entre los líderes civiles y militares que compartían el gobierno. Sin embargo, este país ya ha experimentado varios golpes de Estado desde que se independizó de Reino Unido y Egipto en 1956.