La empresa estadounidense SpaceX, propiedad del magnate Elon Musk, lanzó hoy el sexto vuelo de prueba de su cohete gigante Starship.

Starship despegó esta tarde desde la instalación Starbase que la compañía tiene cerca de Brownsville, en el estado de Texas, Estados Unidos.

La nave encendió sus motores Raptor durante la fase crucial de separación. Varios minutos después del despegue, el propulsor superpesado inició su aterrizaje en combustión impactando 
suavemente sobre las aguas del golfo de México. 

Starship encendió exitosamente uno de sus motores Raptor mientras estaba en el espacio por primera vez. Alrededor de una hora y cinco minutos después del lanzamiento, Starship se 
precipitó sobre el océano Índico. 

Los objetivos del nuevo test incluyen que el propulsor superpesado regrese al sitio de lanzamiento para ser recogido, volver a encender un motor Raptor de la nave mientras está en el espacio y probar una serie de experimentos con escudo térmico y cambios de maniobras para el reingreso de la nave y su descenso sobre el océano Índico, señaló SpaceX.

Sin embargo, SpaceX no logró el regreso del propulsor al sitio de lanzamiento, como había planeado. En cambio, SpaceX optó por aterrizar el propulsor superpesado de la nave en el golfo de México.

La nave Starship y el propulsor superpesado de SpaceX, conocidos en conjunto como Starship, constituyen un sistema de transporte completamente reutilizable diseñado para transportar tanto personal como cargamentos a la órbita terrestre, la Luna, Marte y más allá.

SpaceX completó el quinto vuelo de prueba de su cohete gigante Starship el 13 de octubre, consiguiendo el regreso del propulsor al sitio de lanzamiento por primera vez. Unas tenazas gigantes de metal, que SpaceX denomina "palillos", capturaron con éxito al propulsor superpesado en pleno vuelo. 

Mediante varios vuelos de prueba, SpaceX busca recuperar y volver a lanzar rápidamente propulsores superpesados con la nave Starship para misiones futuras. Reutilizar con rapidez los 
componentes de estos cohetes se considera esencial para reducir drásticamente el tiempo y los costes de enviar cargamento o naves tripuladas al espacio.