El Gobierno francés confirmó que su embajador en Bielorrusia, Nicolas de Lacoste, ya retornó a París después de que la Administración de Alexander Lukashenko ordenara su expulsión.

Una expulsión previsible que profundiza la tensión entre Bielorrusia y la Unión Europea (UE). Francia confirmó que su embajador en Minsk, Nicolas de Lacoste, ya se retiró de Bielorrusia luego de que así lo ordenara el presidente Alexander Lukashenko.

"El Ministerio de Relaciones Exteriores de Bielorrusia exigió que el embajador se fuera antes del 18 de octubre (…) El embajador Nicolás de Lacoste se fue hoy. Se despidió del personal de la embajada y grabó un mensaje de video al pueblo bielorruso, que aparecerá mañana por la mañana en el sitio web de la embajada", ratificó a AFP una portavoz de la sede diplomática en Minsk.

Aunque el Gobierno bielorruso no ha informado sobre los motivos exactos de su decisión, esta se produce en momentos de alta tensión entre las dos partes.

La prensa local reportó que Lacoste nunca se reunió con Lukashenko para entregarle copias de sus credenciales, documento que acredita a los diplomáticos como máximos representantes de sus países en el exterior.

La embajada francesa señala que se las entregó al ministro de Relaciones Exteriores del país, Vladimir Makei. Hecho que Lukashenko habría tomado como un desaire.

Francia, al igual que otras naciones de la UE, no ha reconocido Lukashenko como actual jefe de Estado, tras las cuestionadas elecciones de agosto de 2020 en las que resultó reelegido para un sexto mandato consecutivo.

Desde entonces, Bielorrusia atraviesa una crisis social y política. Todos los principales líderes de la oposición se encuentran en prisión o han sido forzados al exilio.

La Administración de Lukashenko ha reprimido las masivas manifestaciones que denuncian fraude para perpetuarse en el poder, al tiempo que las autoridades han encarcelado a cientos de manifestantes y cerrado a decenas de medios de comunicación independientes y ONG.

La salida de Bielorrusia del embajador francés ocurre en momentos en que la Unión Europea discute nuevas sanciones económicas contra Lukashenko.

Bruselas ya había implementado un amplio paquete de medidas contra Minsk por la represión a los manifestantes de su país, incluida la prohibición a las aerolíneas bielorrusas de transitar por el espacio aéreo de la UE.

El mandatario bielorruso rechaza todas las acusaciones y culpa a Occidente de lo que él describe como una catástrofe humanitaria inminente que aumentaría luego de que cientos de migrantes se quedaran varados y congelados en la frontera entre Bielorrusia y Polonia.

"Necesitamos introducir sanciones más estrictas (…) Significa poner bajo sanciones a las llamadas empresas turísticas que están organizando vuelos (…) También creo que necesitamos sancionar a Belavia (aerolínea de Belarús) en su totalidad, para que no pueda recibir ningún tipo de apoyo", apuntó el ministro de Relaciones Exteriores de Letonia, Edgars Rinkevics, a su llegada para una reunión con sus homólogos de la UE en Luxemburgo.

Pese a las sanciones ya implantadas, la aerolínea nacional bielorrusa todavía alquila aviones de países de la UE, especialmente de Irlanda, para realizar sus trayectos. Dublín se ha mostrado cauteloso frente a nuevas medidas.

"Si bien Irlanda quiere aumentar las sanciones y la presión sobre el régimen bielorruso, también debemos asegurarnos de que sea factible e implementable", indicó este lunes el canciller irlandés, Simon Coveney.

Alemania, Austria y el principal diplomático de la UE, Josep Borrell, expresaron su completo apoyo a nuevas sanciones, subraya finalmente el sitio France24.com