Rusia: miles de personas se manifestaron en apoyo a Navalni, pese a las advertencias de las autoridades
El aumento de la represión del Kremlin y las más de 400 detenciones no fueron suficientes para frenar los reclamos de libertad para el líder de la oposición.
Una multitud desafió la prohibición del gobierno ruso a las movilizaciones y se lanzó a las calles de Moscú para reclamar por la libertad del líder opositor y activista anticorrupción Alexéi Navalni, cuyo estado de salud ha venido empeorando por la huelga de hambre que inició hace tres semanas y determinó su internación esta semana en el hospital para presos.
Se registraron más de 400 detenidos en las protestas que abarcaron más de un centenar de ciudades, entre Vladívostok, en el Lejano Oriente ruso, y Siberia, hasta la capital misma de la Federación Rusa.
La policía trató de neutralizar los desplazamientos ya desde la noche anterior, con allanamientos y activistas presos en al menos 20 ciudades, e inclusive en Moscú arrestó a Liubov Sobo, la número dos de Navalni, y a su portavoz, Kira Yarmiysh.
Todas estas acciones represivas del Kremlin apuntaron a desarmar las marchas, pero sólo lograron multiplicar las consignas por los presos políticos y contra el presidente ruso, Vladímir Putin.
En Moscú y San Petersburgo, el centro había sido blindado por los efectivos antidisturbios y miles de personas, entre ellas, la esposa de Navalni, Yulia Naválnaya, y su madre, Liudmila Naválnaya, corearon contra el presidente: “Rusia sin Putin”.
No obstante, en ciudades como Jabárovsk o Vladívostok las movilizaciones no llegaron a ser tan grandes como las del pasado enero, en oportunidad de la reacción ante el arresto de Navalni no bien su vuelo aterrizaba procedente de Alemania, donde le habían tratado el envenenamiento sufrido en agosto en Siberia.
En su discurso sobre el estado de la nación ante la Asamblea Federal, el mandatario recogió el guante y aprovechó para alertar sobre la vinculación de la protesta en su país con la movida internacional, a la vez que advertirle a Occidente que se arrepentirá si actúa contra los intereses de Rusia.
Enfatizó que lamentará cualquier provocación y que el Kremlin responderá de manera "asimétrica, rápida y dura" si algún país decide cruzar "líneas rojas".
Severa advertencia de Putin a sus adversarios externos
La Unión Europea y Estados Unidos transmitieron a Moscú un pedido para que se permita a Navalni ser atendido por el médico especialista que él elija.
Y asimismo, un grupo en derechos humanos de la ONU solicitó a Rusia la evacuación de Navalni del hospital para presos al que fue trasladado desde la colonia penal en la que cumple pena.
Desde hace semanas, el líder opositor se queja de un fuerte dolor de espalda y entumecimiento de brazos y piernas, y cumple una huelga de hambre para exigir un tratamiento adecuado.
Reconoció estar muy débil en un comentario que su equipo subió a su cuenta de Instagram.
La serie de arrestos recientes contra los partidarios de Navalni forma parte de la represión más dura contra el movimiento opositor que surgió en 2011.
Rusia: la Justicia condenó al líder opositor Navalni a tres años y medio de prisión
Inclusive, la Fiscalía rusa tramitó ante la Fundación Anticorrupción (FBK) que la sede política regional de Navalni —que ha logrado expandirse en muchas provincias— sea declarada como organización extremista, lo cual podría derivar en fuertes multas e incluso duras penas de cárcel para sus empleados y los voluntarios que colaboran, como ha mostrado el caso de los Testigos de Jehová, también incluidos en esa lista.
El caso contra el FBK será revisado la semana que viene en un tribunal de Moscú, pero las pruebas están clasificadas y son secretas.
Según los partidarios de Navalni, es éste otro síntoma del temor del Kremlin a sus revelaciones de la corrupción de la élite política y económica del país, ya que estos últimos años ha desnudado escándalos sobre oligarcas, como el entonces primer ministro Dmitri Medvedev, y también sobre el supuesto y multimillonario palacio del presidente ruso en el mar Negro.
El líder opositor tendrá que cumplir dos años y ocho meses de prisión por quebrantar los límites de la libertad condicional de una sentencia antigua, que ya en su momento el Tribunal Europeo de Derechos Humanos consideró “arbitraria e injusta”.