El Ministerio de Exteriores de Rusia anunciió este miércoles la expulsión de siete diplomáticos de las Embajadas en Moscú de Eslovaquia, Estonia, Letonia y Lituania en respuesta a medidas similares adoptadas previamente por estos países.

Sobre la base del principio de reciprocidad, la Cancillería rusa exigió que tres de la de la embajada de Eslovaquia; dos de Lituania, así como un empleado de la misión diplomática de Estonia y otro de la de Letonia, abandonen el territorio de Rusia en un plazo de siete días.

"Vilna, Riga y Tallin siguen adelante con su rumbo abiertamente hostil hacia nuestro país, justificando en este caso como pseudo-solidaridad las acciones indiscriminadas de la República Checa hacia Rusia", reza el texto del comunicado del Ministerio.

Asimismo, la Cancillería subrayó que la decisión de las autoridades eslovacas de "mostrar falsa solidaridad con la República Checa en su provocadora campaña antirrusa" perjudica las relaciones tradicionalmente amistosas entre Rusia y Eslovaquia y la cooperación bilateral constructiva.

El pasado 22 de abril, el primer ministro eslovaco, Eduard Heger, anunció la expulsión de tres funcionarios de la Embajada rusa en Bratislava en solidaridad con la República Checa, tomando en consideración la actual situación geopolítica, afirmó Heger en rueda de prensa.

La Embajada rusa en Bratislava describió la decisión de Eslovaquia como "un gesto que contradice las relaciones históricamente buenas entre los dos pueblos". El Ministerio ruso de Asuntos Exteriores expresó su "decepción" ante las "acciones inamistosas" de Bratislava y prometió dar una pronta respuesta.

Un día después Estonia, Letonia y Lituania anunciaron la expulsión de cuatro diplomáticos rusos —dos por parte de Vilna, uno por Tallin y otro por Riga—, en solidaridad también con la República Checa. Desde el Ministerio de Exteriores de Rusia advirtieron a los gobiernos de las naciones bálticas que no duden de la pronta respuesta recíproca a estas expulsiones. "Sus diplomáticos ya pueden empezar a pensar en quiénes deberán empacar sus cosas", comentaron desde la Cancillería.

Rusia y la República Checa se encuentran inmersas en una disputa diplomática después de que hace dos semanas Praga anunciara la expulsión de 18 diplomáticos rusos bajo la sospecha de que trabajaban para los servicios de Inteligencia de Moscú, y a los que acusan de estar implicados en las explosiones de varios depósitos militares en 2014.

Moscú, que rechaza estas acusaciones, respondió al paso dado por Praga declarando personas no gratas a 20 empleados de la Embajada de la República Checa en la capital rusa, resume el sitio Actualidad.rt

El Gobierno checo acusó a los integrantes de la misión diplomática rusa de ser espías militares del Kremlin y les dio un plazo de 48 horas para que abandonaran el país. Las autoridades checas sostienen que todas estas personas son miembros de los servicios de inteligencia rusos y que trabajan para el Departamento Central de Inteligencia de Rusia (GRU) y el Servicio de Inteligencia Exterior (SVR).

Las explosiones tuvieron lugar los días 16 de octubre y 3 de diciembre de 2014 en depósitos militares de la localidad checa de Vrbetice, situada en el sureste del país. La primera de las deflragraciones costó la vida a dos personas.

El Ministerio ruso de Exteriores declaró, a su vez, que las afirmaciones de la República Checa sobre la participación de los servicios de Inteligencia rusos en las explosiones son "pretextos infundados y descabellados", y recordó que previamente las autoridades checas señalaron como responsables de lo ocurrido a "las empresas propietarias de los depósitos".