Por Juan Manuel Domínguez (*)

No fue un debate más, se trató de un encuentro conflictivo, caótico y de pocas ideas entre el actual presidente, Donald Trump, y el candidato demócrata, Joe Biden, en donde ambos líderes le hablaron a su propia tribuna.

Trump atacó tal como se esperaba pero la sorpresa fue por el lado de Biden, quien amortiguó bien los golpes, sin entrar en el juego dialéctico del actual presidente, y fundamentalmente sin cometer errores que podrían potenciar la figura de su competidor.

Si bien poco le quedó a los indecisos, en un escenario que muestra a el ex vicepresidente de Barack Obama por encima en las encuestas, el debate acerca de la gestión de la pandemia en materia de salud y economía fue el punto sobresaliente de la noche en el que Biden se sintió más cómodo y seguro para atacar a Trump.

Trump sabe que puede perder y le queda un mes de trabajo para dar vuelta esta sensación que da vuelta al mundo y que evidencia una gestión personalista con poco contenido y cada vez menos aliados dentro y fuera del Partido Repúblicano.

Por el otro lado, Biden sabe que puede ganar y su equipo tendrá que trabajar para evitar errores no forzados. Aguantar los embates de Trump y contrarrestar correctamente mostrando liderazgo, fortaleza y un plan de acción que vuelva a potenciar la imagen de Estados Unidos como principal potencia del mundo.

A diferencia de otros años, el contenido y el análisis de los dichos de uno y otros no parece ser la clave de la elección. El 3 de noviembre, Estados Unidos va a elegir qué estilo de liderazgo, gestión e integración internacional quiere para los próximos años. Ambos partidos son conscientes que tienen que trabajar en un recambio generacional y de ideas.

Más allá del resultado, el electorado americano sabe que vienen cuatro años de construcción de nuevos cuadros políticos y de figuras que van emerger de la gestión post crisis de la pandemia y de las necesidades de un nuevo mundo, allí el Partido Demócrata aventaja a los Republicanos en figuras tales como la compañera de fórmula de Bide, Kamala Harris y el ex precandidato a Presidente Pete Buttigieg

Se fue el primer round, con sabor a poco desde las ideas pero con la puesta en escena de dos baby boomers tratando de seducir el voto de las generaciones X, Z e Y (Millenials) más que a los votantes de uno u otro partido.

Estados Unidos está dividido en dos, algo similar a lo que ocurre en todos los países del mundo. La máxima potencia elige su presidente y el 15 de octubre todas las miradas estarán en Miami donde Biden y Trump se volverán a encontrar y allí se definirá gran parte del futuro de ambos. Las cartas están en la mesa, Bienvenidos al juego.

(*) - CEO de You Are Public. Socio de Balsera Communications.