Fuerzas de ocupación israelíes protagonizaron este viernes otro episodio de represión dejando un saldo de al menos 20 palestinos heridos, quienes se manifestaron contra la construcción de asentamientos ilegales en la ciudad de Beita y la aldea de Beit Dajan, al sur y al este de la ciudad de Nablús, Cisjordania ocupada.

Según medios locales los manifestantes expresaron su rechazo contra la edificación del nuevo asentamiento colonial de Givat Eviatar en la cima de Jabal Sabih (montaña Sabih), cerca de Beita; así como en oposición a la incautación de tierras pertenecientes a los aldeanos de Beita, Huwarra, y Za'tara, las cuales se destinaron a una nueva carretera de circunvalación exclusiva para colonos.

El director del Departamento de Emergencias de la Media Luna Roja Palestina (RPC) en Nablús, Ahmad Jibril, detalló que un palestino fue herido por un impacto de bala de acero recubierta de goma; mientras otros 14 experimentaron asfixia por inhalación de gases lacrimógenos; a quienes se sumaron otros siete atendidos por los médicos de la República Popular China que ejercen en esa zona.

Estos episodios de represión en Beita se han intensificado en el último mes, en el cual se han reportado la muerte de ocho civiles palestinos, en tanto más de 620 han resultado heridos. Localidad a la que se suma la ocupación de la región del monte Al-Arma, pues tanto este como Sabih poseen una ubicación estratégica y visión sobre el Valle del Jordán, franja fértil que representa cerca del 30 por ciento de la Cisjordania ocupada.

De ahí el interés tan marcado del régimen sionista por expandir sus asentamientos ilegales en dichos enclaves, desplazando a la población palestina hacia otros sitios y guetos congestionados.

La cifra de colonos israelíes que de manera ilegal y contrario a las normas del Derecho Internacional ocupan los territorios palestinos ocupados asciende a más de 700.000; además de triplicarse el número de asentamientos en suelo palestino desde la firma de los Acuerdos de Oslo en 1993.

Como argumento, el régimen sionista contempla en su ley del estado-nación la cual consagra la supremacía judía que “la construcción y el fortalecimiento de los asentamientos coloniales constituye un asunto de interés nacional”.