El primer ministro libanés, Hassan Diab, anunció este lunes la dimisión de su consejo de ministros luego de las masivas manifestaciones en los últimos tres días en las que se reclamaba un cambio de poder profundo tras la explosión en Beirut, que ha exacerbado la crisis económica y sanitaria en el país.

La noticia se da tras el estallido de protestas antigubernamentales surgidas a raíz de la explosión en el puerto de Beirut del pasado 4 de agosto que mató a 158 personas y dejó heridas a unas 6.000, además de arrasar con las viviendas de 250.000 personas.

El sábado Diab anunció la convocatoria a elecciones anticipadas, pero muchos ciudadanos no confían ya en un Parlamento al cual achacan hacer leyes para su propio beneficio.

La renuncia del Ejecutivo tampoco es suficiente para los manifestantes, quienes aseguran que "todos significa todos" y exigen también la retirada del presidente, Michel Aoun.

La ira de los libaneses se intensificó desde que el propio Aoun dijo días atrás que las 2.750 toneladas de nitrato de amonio causantes de la explosión masiva habían permanecido almacenadas sin los controles de seguridad adecuados durante años en el puerto de Beirut.

Cada vez son más voces las que apuntan hacia la clase dirigente por la responsabilidad de lo ocurrido.

El incidente ha encendido nuevamente la llama de las protestas antigubernamentales que iniciaron en octubre pasado y se habían opacado durante la pandemia de coronavirus.

Con miles de manifestantes en las calles y algunos lanzando piedras a las puertas del Parlamento, es cada vez más evidente el enojo contra una élite política a la que acusan de actuar en su propio beneficio y responsabilizan de una aguda crisis económica en el país, arraigada en una corrupción endémica y el despilfarro de las autoridades.

"La economía ya era un desastre y ahora no tengo forma de volver a ganar dinero", dice Eli Abi Hanna, cuya casa y taller de automóviles quedaron destruidos por la explosión. "Era más fácil ganar dinero durante la guerra civil, los políticos y el desastre económico lo han arruinado todo", asegura.

Para muchos con la renuncia del gabinete no basta.

"Todo el régimen necesita cambiar. No habrá diferencia si hay un nuevo gobierno", asegura el ingeniero Joe Haddad. "No funcionará, son las mismas personas. Es una mafia", agrega Antoinette Baaklini, empleada de una compañía de electricidad que ha quedado en ruinas.

Michel Aoun asumió en octubre de 2016. En la imagen brinda su discurso inicial. Pero ahora su gestión entró en el crepúsculo.