Fiel a su postura combativa y rechazando cualquier instancia de diálogo, el presidente de Rusia Vladimir Putin llamó al ejército ucraniano a “tomar el poder” en Kiev y derrocar al presidente Volodimir Zelenski y a sus funcionarios. Los tildó de “neonazis y drogadictos”.

“Tomen el poder entre sus manos. Me parece que será más fácil negociar entre ustedes y yo”, lanzó el mandatario ruso en una intervención en la televisión local. Dejó en claro que no combate a unidades del ejército sino a formaciones nacionalistas que se comportan “como terroristas” usando a civiles “como escudos humanos”.

Meses después de aquellas expresiones de Putin, Ucrania prohibió la actividad del Partido Comunista como antes lo había hecho con otros partidos considerados "pro rusos".