En respuesta formal a la ola de represión en la isla, la Casa Blanca sancionó al ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, Álvaro López Miera, y a la Brigada Especial Nacional del Ministerio del Interior, los llamados Boinas Negras, una unidad de élite de las fuerzas especiales cubanas que fueron desplegadas en días recientes para reprimir las protestas.

Inicialmente afectarán a un pequeño número de funcionarios del Ministerio del Interior.

Las sanciones, además, se aplican en el marco de la llamada Ley Magnitsky, aprobada por el Capitolio en 2012 en respuesta a la represión en Rusia, y que permite a EEUU sancionar a extranjeros que sean sospechosos de violar los derechos humanos, además de graves casos de corrupción.

La Casa Blanca puede prohibir visados y congelar los activos en territorio norteamericano de cualquier extranjero que se vea sometido a estas sanciones.

En la práctica, les limita notablemente la capacidad de viaje internacional y el lavado de sus activos.

Manipulación de informaciones

Como réplica, el ministro de Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, acusó a Estados Unidos de "manipular información e imágenes" sobre movilizaciones en el país, las cuales negó, y le pidió que "actúe con seriedad" para "evitar incidentes que no convienen a ninguna de las partes".

En una rueda de prensa en televisión nacional, Rodríguez rechazó las recientes sanciones impuestas por Washington contra el ministro de Defensa de Cuba, Álvaro López Miera, y la Brigada Especial Nacional del Ministerio del Interior por la "represión" de las protestas "pacíficas y prodemocráticas" que comenzaron en la isla el 11 de julio.

Asimismo, condenó las declaraciones del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en las que advirtió que las sanciones son "solo el principio", y señaló que está revisando la "política de remesas" para determinar "el apoyo al pueblo cubano", así como censuró las "detenciones en masa y "juicios vergonzosos" contra cubanos detenidos, entre otras cuestiones.

"Aquí no ha habido un acto de represión contra el pueblo cubano, de la misma manera que no hubo un estallido social", aseveró el ministro de Exteriores de Cuba, para llamar a Biden y a su Gobierno a "ocuparse del patrón racial diferenciado en su país".

La Brigada Especial del Ministerio del Interior ya fue sancionada en enero por la Administración Trump, que penó en bloque a todo el Ministerio de Interior y al titular responsable, Lázaro Alberto Álvarez Casas, bajo la misma Ley Magnitsky.

La Policía cubana detuvo a más de 500 manifestantes y activistas que se encontraban entre los miles que salieron a las calles el 11 de julio para protestar por el deterioro de las condiciones de vida, la falta de libertades y la escasez de bienes y servicios básicos, incluidas las vacunas contra el Covid-19. Entre ellos fue detenida la corresponsal del diario ABC, Camila Acosta.

Según señaló el presidente Biden al anunciar las sanciones, "defender la dignidad humana y la libertad es una prioridad máxima para mi administración, y trabajaremos en estrecha colaboración con nuestros socios en toda la región, incluida la Organización de los Estados Americanos, para presionar al régimen y que libere de inmediato a los presos políticos detenidos injustamente, restablezca el acceso a Internet y permita que el pueblo cubano disfrute de sus derechos fundamentales".

Biden se enfrenta a una presión creciente de gran parte del Capitolio y el exilio cubano, que la semana pasada protestó en Washington, para que tome medidas decisivas en apoyo de los manifestantes.

Además, la Casa Blanca está trabajando en unas medidas que pasan por crear un grupo de trabajo que analizará si conviene hacer cambios en los permisos para enviar remesas a la isla; aumentará su personal en la Embajada de La Habana para reforzar programas de ayuda a la sociedad civil, y se asegurará de que haya vías para mantener la conexión a internet en la isla si la corta la dictadura castrista.

Giro de la política a Cuba

Desde que llegó a la Casa Blanca en enero, el equipo de Biden estaba estudiando si finalmente daba un giro en la política hacia Cuba, algo que el propio presidente se comprometió a hacer en campaña electoral.

La principal misión de Biden a corto plazo era volver a permitir las remesas de dinero de los familiares de cubanos afincados en EE.UU., después de que las prohibiera Donald Trump.

Ahora, fuentes de la Casa Blanca han dicho a ABC que las decisiones de Trump, sobre todo la de incluir a Cuba en la lista de promotores del terrorismo, supusieron un obstáculo insalvable para poder abrir un nuevo capítulo en las relaciones entre Washington y La Habana.

En sus últimos días en la presidencia, Trump decidió, sorpresivamente, devolver a Cuba a la lista de países que promueven el terrorismo.

Tal inclusión tiene efectos prácticos muy graves: significa que la isla no puede acceder a ayudas económicas de EEUU y que este se opondrá a préstamos y lineas de crédito en instituciones financieras en que tiene voto, como el FMI o el Banco Mundial.

Antes de esa decisión, Trump tomó otra que ha resultado ser un duro golpe al régimen. Por unas sanciones suyas a la financiera Fincimex, contraparte de Western Union, esta última se vio obligada a cerrar en la isla. Se cerró así la principal vía legal de envío de remesas a la isla, lo que según los críticos de Trump agravó la crisis económica en la isla.

El foco de la Casa Blanca tuvo que ser cambiado ahora de forma inesperada, pues el régimen reprimió la protesta democrática no solo con arrestos masivos, sino también cortando el acceso a internet en la isla.

Esto llevó al equipo de Biden a considerar opciones para ofrecer internet sorteando los vetos del régimen.

El mandatario también ha pedido a sus socios en la comunidad internacional que se movilicen para condenar las acciones del régimen.

Da la circunstancia de que el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, se encuentra en EEUU, pero no visita Washington, ni tiene previsto hablar con Biden.

Además, según dijo en una conversación con periodistas en Nueva York, que cree que el embargo de EEUU es contraproducente.