Más de 25 millones de peruanos elegirán este domingo entre el izquierdista Pedro Castillo y la derechista Keiko Fujimori en un balotaje que pone frente a frente a dos modelos opuestos, con una marcada paridad en las encuestas.

Tras varios años de inestabilidad política y seis de los últimos siete ex presidentes acusados de casos de corrupción, la apatía reinaba un electorado que tenía que optar por dos candidatos de distinta raíz ideológica, que sin embargo coinciden en la visión conservadora en lo social, ya que se mostraron contrarios en avanzar en cuestiones como las leyes igualitarias o el aborto.

En medio de una campaña que no llegó a generar un gran interés en el electorado, se vuelve importante el sufragio que pueden emitir los peruanos en el exterior (se estima que por ejemplo en la Argentina hay más de 150 mil).

El maestro de escuela rural de 51 años y la hija del encarcelado expresidente Alberto Fujimori, de 46, cerraron sus campañas el jueves en Lima con mítines con cientos de seguidores amontonados, mientras que la pandemia no da tregua a Perú, informa el sitio France24.com

Esta semana, el país pasó a tener la mayor tasa de mortalidad por Covid-19 del mundo.

Keiko Fujimori, quien obtiene su principal base electoral en las grandes ciudades peruanas, defiende la continuidad del modelo neoliberal que instauró su padre (1990-2000), mientras Castillo, de 51, aboga por un activo papel económico del Estado en la economía.

Ambos han encabezado esta semana bulliciosos y coloridos mítines en diferentes ciudades buscando captar votos de los indecisos, que bordeaban el 18% en los últimos sondeos.

Tras una campaña marcada por la exacerbación de los miedos, para muchos se trata de escoger "el mal menor" entre dos candidatos que en conjunto recibieron el 32% de los votos en la primera vuelta electoral, el 11 de abril.

Entre la propaganda que cuelga en las calles de Lima y del interior, unos enormes letreros luminosos en barrios acomodados en favor de Fujimori dicen: "El terrorismo existe, quítate la venda de los ojos", mientras partidarios de su rival, en Puno, a orillas del lago Titicaca, escribieron en un muro, en inglés: "Welcome Peter Castle, President".

"Segunda reforma agraria", dice un enorme cartel en apoyo a Castillo colgado del restaurante Huambo Río de Chota, el municipio de Cajamarca, casi 900 km al norte de Lima, donde nació y vive el profesor.

La candidata de ancestros japoneses, que en su tercera campaña presidencial ha vestido la camiseta de la selección fútbol, afirma que si gana Castillo, Perú será como Corea del Norte o Venezuela.

"Un gobierno de Castillo afectará directamente tu bolsillo", dice Keiko a sus compatriotas, a quienes promete rebajas de impuestos y subsidios.

Castillo, que niega ser comunista o chavista, afirma que si gana su rival, Perú va a seguir sumido en la corrupción y la desigualdad. "No más pobres en un país rico", repite como mantra.

Pero en una nación donde el líder es más importante que la ideología, no se trata de una mera disputa entre la derecha y la izquierda, sino también entre la capital y las provincias, y entre el statu quo y el cambio, indica el sitio del canal de televisión francés.