Miles de palestinos huían el sábado del norte de la Franja de Gaza, donde se espera un ataque terrestre israelí, mientras Israel bombardeaba la zona con más ataques aéreos y decía que mantendría abiertas dos carreteras para permitir la huida.

Israel ha prometido aniquilar al grupo militante Hamás, que controla Gaza, en represalia por los ataques de sus combatientes, que hace una semana asaltaron ciudades israelíes, mataron a tiros a civiles y huyeron con decenas de rehenes.

Unas 1.300 personas murieron en el peor ataque contra civiles de la historia de Israel.

Desde entonces, las fuerzas israelíes han sometido a un asedio total a la Franja de Gaza, gobernada por Hamás y hogar de 2,3 millones de palestinos, y la han bombardeado con ataques aéreos sin precedentes. Las autoridades de Gaza afirman que han muerto más de 2.200 personas, una cuarta parte de ellas niños, y casi 10.000 han resultado heridas.

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Israel había dado a toda la población de la mitad norte de la Franja de Gaza, que incluye el mayor asentamiento del enclave, Ciudad de Gaza, hasta el sábado por la mañana para desplazarse hacia el sur. A medida que se acercaba ese plazo, dijo que garantizaría la seguridad de los palestinos que huían por dos carreteras principales hasta las 16.00 hora local (1300 GMT).

Las tropas se están concentrando en torno a la Franja de Gaza, "preparándose para la siguiente fase de las operaciones", dijo el portavoz militar, teniente coronel Jonathan Conricus.

Hamás ha pedido a la población que no salga y afirma que las carreteras de salida son inseguras. Según dijo, decenas de personas murieron el viernes en ataques contra autos y camiones que transportaban refugiados, algo que Reuters no pudo verificar de forma independiente. Israel afirma que Hamás impide la salida de la población para usarla como escudo humano, lo que Hamás niega.

En el barrio de Tel Al-Hawa de la Ciudad de Gaza, en la zona que Israel ordenó evacuar, los cazas bombardearon una zona residencial durante la noche alcanzando varias casas, según los residentes que se refugiaron en el cercano hospital Al Quds y planeaban huir hacia el sur por la mañana.

"Hemos vivido una noche de horror. Israel nos castigó por no querer abandonar nuestra casa. ¿Existe una brutalidad peor que ésta?", dijo por teléfono desde el hospital un padre de tres hijos, que no quiso dar su nombre por temor a represalias.

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"Nunca iba a irme, prefiero morir y no marcharme, pero no puedo ver a mi mujer y a mis hijos morir ante mis ojos. Estamos indefensos", señaló.

La Media Luna Roja Palestina dijo que recibió la orden israelí de evacuar el hospital, pero que no lo haría porque tenía el deber humanitario de seguir prestando servicios a los enfermos y heridos.

En Jan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza, donde aviones israelíes alcanzaron un edificio de cuatro plantas durante la noche, los vecinos intentaban rescatar a la gente.

"Hay mártires atrapados bajo los escombros y hasta ahora ni nosotros ni los médicos ni la defensa civil hemos podido sacarlos", dijo el vecino Mohammad Sadeq.

Liberación de mujeres y niños

Los atentados contra Israel han sumido a la nación en un profundo dolor y la han movilizado para la guerra, con cientos de miles de reservistas convocados en cuestión de días.

Las familias de los israelíes secuestrados temen por su seguridad. Avichai Brodetz, un agricultor del kibutz Kfar Aza cuya esposa y tres hijos fueron llevados cautivos a Gaza, instaló un campamento frente al cuartel general del ejército israelí para llamar la atención sobre su difícil situación.

"Lo primero que debe ocurrir es la liberación de las mujeres y los niños", declaró a la prensa. "No quiero hacer política, no quiero estar aquí con ustedes. Quiero a mis amigos, a mi casa y a mi kibutz. Espero que podamos volver allí y que nunca me vuelvan a ver", añadió.

El brazo armado de Hamás dijo que nueve cautivos, entre ellos cuatro extranjeros, perecieron durante la noche en los ataques aéreos israelíes. Hamás ya había amenazado con matar a un rehén por cada edificio que Israel bombardeara sin previo aviso.

La ofensiva israelí contra Gaza no consiguió detener los ataques con misiles de Hamás contra ciudades israelíes. Las sirenas antiaéreas sonaron en el centro de Israel el sábado y cayeron cohetes en un invernadero en Ashkelon e hirieron a cuatro personas en un kibutz.

La única ruta de salida de Gaza que no está bajo control israelí es un puesto de control con Egipto en Rafah. Egipto dice oficialmente que su lado está abierto, pero el tráfico lleva días interrumpido debido a los ataques israelíes. Fuentes de seguridad egipcias afirmaron que se está reforzando el lado egipcio y que El Cairo no tiene intención de aceptar una afluencia masiva de refugiados.

Un alto funcionario del Departamento de Estado estadounidense dijo que Estados Unidos está trabajando con funcionarios egipcios, israelíes y qataríes para abrir el paso el sábado y dejar salir a algunas personas, y que había estado en contacto con palestinos-estadounidenses que quieren salir de Gaza.

Países y agencias de ayuda han enviado suministros a Egipto, pero hasta ahora no han podido introducirlos en Gaza. Israel dice que nada puede entrar por Rafah sin su coordinación.

La ONU calcula que decenas de miles de palestinos se dirigieron al sur desde el norte de Gaza tras la orden israelí del viernes, sumándose a los 400.000 gazatíes ya desplazados durante la semana.

"Necesitamos acceso humanitario inmediato en toda Gaza, para poder llevar combustible, alimentos y agua a todos los que lo necesiten", dijo el viernes el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, quien agregó: "Incluso las guerras tienen reglas".

Estados Unidos ha respaldado firmemente a su aliado Israel, pero le ha pedido que proteja a los civiles. "La inmensa mayoría de los palestinos no tienen nada que ver con Hamás y sus atroces ataques y también están sufriendo por ello", dijo el viernes el presidente de Estados Unidos, Joe Biden.

(Con información de la agencia de noticias británica Reuters)