El mundo sigue conmovido por la masacre en el colegio primario Robb de Texas que dejó 19 niños y dos adultos fallecidos. Salvador Ramos, un joven de 18 años que vivía en la ciudad, ingresó con dos rifles de asalto a la escuela y atacó sin remordimiento a todas las personas que se le cruzaron en el camino.

“No tengo palabras, no tengo palabras para decir, porque no sé lo que estaba pensando, él tenía sus razones para hacer lo que hizo y por favor, no lo juzguen yo no más quiero… a los niños inocentes que se murieron, perdóname”, decía la madre del joven en la cadena ABC News.

Según Adriana Reyes su hijo había sido víctima de bullying por sus compañeros de secundaria y eso habría sido el desencadenante de esta tragedia. Al ser consultada de si la familia le había regalado por sus 18 años dos rifles de asalto, la mujer sostuvo que no fue así y que no sabe de dónde las pudo haber conseguido.

Su abuelo también salió a hablar y señaló que Salvador tenía antecedentes penales y que por eso no podía tener un arma en el hogar: “Habría denunciado las armas a las autoridades si hubiera sabido de ellas”.

Con relación a como era su hijo la mujer sostuvo que era una persona callada, que no molestaba a nadie ni era un monstruo, pero que sí solía tener actitudes agresivas. Luego de estos dichos varias personas que conocían al atacante manifestaron que era un chico que solía buscar pelea y amenazar a sus compañeros.

La reconstrucción de los hechos indica que el martes 24 de mayo a las 11 de la mañana Reyes hirió gravemente a su abuela de un disparo y luego escapó en una camioneta donde metros antes de la escuela Robb perdió el control en un canal de desagüe. Tras el accidente se dirigió hacia la institución para realizar dicha masacre.

Horas antes de esta terrible tragedia el joven había mostrado en sus redes sociales armas y cargadores y a su vez anunció que le había disparado a su abuela y que atacaría una escuela, pero nadie respondió a ello.

El joven, de origen hispano, fue abatido luego de que la policía haya querido arrestarlo. Todavía quedan hospitalizadas 17 personas que tienen heridas de diversas magnitudes, entre ellas tres oficiales. Con respecto a los fallecidos, la mayoría de los menores ya fueron identificados y sus familiares y amigos armaron un santuario en el colegio en su homenaje.