Casi 300 niñas secuestradas en una escuela el pasado viernes, en el estado Zamfara, noroccidente de Nigeria, fueron liberadas este martes, según informó el gobernador de la región, Bello Matawalle.

El número de personas afectadas fluctuó entre las 317 de las primeras informaciones a 279.

Cubiertas con velos, descalzas y algunas con heridas en los pies, decenas de menores fueron recibidas en un edificio del Gobierno estatal a donde muchos de sus padres las esperaban y algunos de ellos lloraron de alegría luego de pensar que no las volverían a ver.

 “¡Gracias a Dios! Me alegra el corazón anunciar la liberación de las estudiantes secuestradas de la GGSS (escuela de Ciencias del Gobierno) de Jangebe. Esto se da después de la superación de varios obstáculos puestos en contra de nuestros esfuerzos. Ordeno a todos los nigerianos bien intencionados que se regocijen con nosotros porque nuestras hijas ahora están a salvo”, publicó en su cuenta de Twitter, el gobernador Bello Matawalle, del estado Zamfara, donde ocurrieron los hechos.

Fue el más reciente caso de secuestro masivo de estudiantes en Nigeria que causó indignación internacional. 

Según las autoridades, la mayoría de estudiantes están ilesas aunque una docena fue enviada al hospital para recibir atención médica.

Un día antes del rescate, funcionarios estatales señalaron que se encontraban en conversaciones con los secuestradores.

Y este martes, el gobernador del estado aseguró que "bandidos arrepentidos" ayudaron en la liberación.

"Esos arrepentidos están trabajando para nosotros, y están trabajando para el Gobierno y están trabajando por la seguridad", apuntó Bello Matawalle, informa France24.com

Algunas de las estudiantes rescatadas fueron golpeadas por los secuestradores, de acuerdo con el relato de las víctimas.

Farida Lawali, de 15 años, narró cómo ella y otras niñas recibieron golpes para que caminaran rápido por el bosque mientras sus captores intentaban huir del lugar.

"Caminábamos entre piedras y espinas (…) Empezaron a golpearnos con armas para que pudiéramos movernos. Mientras nos golpeaban con armas, algunos lloraban y se movían al mismo tiempo", dijo, Lawali cubierta con un velo azul claro, sentada en el edificio gubernamental donde fueron recibidas.

Otra menor relató que recibieron amenazas en la noche del secuestro y los atacantes apuntaron con armas en sus cabezas.

“Estábamos durmiendo por la noche cuando de repente comenzamos a escuchar disparos. Estaban disparando sin cesar. Nos levantamos de nuestras camas y la gente dijo que deberíamos correr, que eran ladrones (…) “Tenía mucho miedo de que me dispararan. Dijeron que el director es nuestro padre y que nos darían una lección”, afirmó.

Un padre, cuyas siete hijas fueron secuestradas y liberadas, dijo que este incidente no lo disuadiría de educar a sus hijos.

"Es una estratagema para negar que nuestras niñas obtengan la educación occidental en la que estamos muy atrás (…) No debemos sucumbir al chantaje. Mi consejo al Gobierno es que deben tomar precauciones inmediatas para detener más secuestros", dijo Lawal Abdullahi.

En los últimos años en Nigeria se ha convertido en una práctica común el secuestro masivo de estudiantes de escuelas e internados, por bandas locales que así se financian o procuran intercambiar rehenes por presos.