El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu aseguró que es inocente de las acusaciones por soborno, abuso de confianza y fraude.

Además, llamó a sus seguidores a que no protesten en las calles por la pandemia.

Ambas posturas se dan a pocas semanas de las elecciones nacionales en las que Netanyahu espera extender su mandato de 12 años, el más largo en la historia del país. 

En las últimas horas se reanudó el juicio que el hombre fuerte de Israel enfrenta por corrupción, reportaron medios internacionales.

El político ratificó ante tres jueces del tribunal de distrito de Jerusalén su inocencia que ya habían alegado sus abogados a través de un documento que le enviaron a los togados en enero. 

Concretamente está acusado de aceptar lujosos obsequios de amigos millonarios y de ofrecer favores a poderosos magnates de los medios de comunicación desde su primera victoria en 1996, a cambio de una cobertura favorable de él y su familia. 

El juicio significa además un golpe político, pues Netanyahu es el primer jefe de gobierno en funciones en ser juzgado por corrupción.

La ley israelí requiere que los ministros del gabinete renuncien cuando se les acusa de delitos, pero no aborda específicamente el caso de un primer ministro acusado. Netanyahu es además el líder más antiguo que ha habido en Israel, con 12 años consecutivos en el cargo. 

Desde la apertura del juicio, el 24 de mayo de 2020, Netanyahu ha desestimado las acusaciones en su contra y las ha catalogado como una “caza de brujas de izquierda”, comandada por los jueces y los medios de comunicación.

“Elementos de la Policía y Fiscalía se unieron a periodistas de izquierda para fabricar expedientes ridículos y falsos en mi contra y así derrocar al primer ministro fuerte de la derecha”, sostuvo en aquel momento.

El funcionario ha usado los mismo argumentos para negarse a dimitir.

En cambio, ha seguido señalando desde su oficina a sus críticos y al sistema de justicia penal. 

Pero en la reanudación de su juicio mostró un leve cambio de actitud. Netanyahu pidió públicamente a sus seguidores que se mantuvieran alejados del tribunal y explicó que esto era debido a las altas cifras de contagios de Covid-19, que ha dejado más de 690.000 personas contagiadas y más de 5.000 muertos en Israel. 

Pero el contexto va más allá de la pandemia, describe el sitio France24.com

Desde que acusaron formalmente a Netanyahu, las manifestaciones en su contra han aumentado en las calles.

Cada semana miles de israelíes protestan para que el mandatario renuncie a su cargo e incluso lo llaman “ministro del crimen” (crime minister, en inglés).

Esos mismos abucheos se escucharon este lunes a las afueras de la Corte, en una protesta cerca del tribunal.

Los manifestantes también critican a Netanyahu por el manejo que su gobierno le ha dado a las crisis sanitaria y económica, desatadas por la pandemia. 

A todo lo anterior se suma la puja por las elecciones del 23 de marzo, en las que Netanyahu aspira a prolongar su mandato.

El panorama favorable no es tan claro como en otras ocasiones. 

La próxima elección parlamentaria es la cuarta que ha habido en Israel en los últimos dos años y es clave para Netanyahu si quiere permanecer en el poder.

En abril de 2020, el mandatario y el centrista Benny Gantz establecieron un acuerdo de unidad.

Pero el Parlamento se disolvió automáticamente cuando ambos líderes no lograron un acuerdo sobre el presupuesto, tema clave para el nombramiento de Gantz como el próximo primer ministro a partir de noviembre de 2021. 

El distanciamiento provocó que varios políticos de la coalición se unieran a la oposición para tumbar el gobierno de unidad que lidera Netanyahu.

Las divisiones llegaron incluso desde el mismo partido del primer mandatario, el Likud. Por primera vez esa colectividad de derecha tuvo una escisión.

El exministro y diputado Gideon Saar abandonó el partido para crear el suyo propio: Tikvá Hadashá (Nueva Esperanza).

Ahora, Saar quiere disputarle a Netanyahu la hegemonía conservadora en las elecciones parlamentarias.

Además, las encuestas de opinión no son del todo favorables al primer ministro, pues al peso que están teniendo sus rivales de derecha también se suman los oponentes de centro izquierda, todos en contra de Netanyahu.

Si el primer ministro logra vencer en las urnas a las fuerzas que se le oponen podría formar un nuevo gobierno que le sea favorable y así prolongar su mandato, el más largo de la historia de Israel. Netanyahu asumió por primera vez entre 1996 y 1999 y luego, desde 2009, ha sido nombrado como primer ministro de manera consecutiva.