Decenas de miles de personas se volcaron este domingo por la noche al centro de la ciudad para festejar el triunfo en segunda vuelta de Luiz Inácio Lula Da Silva sobre la emblemática Avenida Paulista.

La ancha arteria de San Pablo y las calles adyacentes se vieron repletas de seguidores del líder del Partido de los Trabajadores (PT) que llegaron a pie, en moto, bicicleta y con automóviles, al ritmo de un constante sonido de bocinas, que sirvieron de marco a la hora de celebrar.

Pasadas las 19, una vez que Lula pasó al frente en el conteo oficial de votos, la Avenida Paulista comenzó a recibir gente para quedar completamente copada a lo largo de casi diez cuadras para las 21, en el mismo momento en que el presidente electo brindaba su primer discurso en el hotel Intercontinental, a una cuadra del epicentro de la fiesta callejera.

En las puertas del hotel también se agolparon seguidores de Lula y curiosos, para aguardar la salida del dirigente que a partir del 1 de enero tendrá la posibilidad de gobernar Brasil por tercera vez en su vida.

Entre los presentes circuló con fuerza un cantito dedicado al jugador de la selección de Brasil Neymar Junior, quien había acompañado la postulación de Jair Bolsonaro y pedido a la población por su voto.

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"Ey, Neymar, vai ter que declarar", fue la frase en portugués, que traducida significa que el astro futbolístico "tendrá que declarar" ante la Justicia local.

El cántico burlón tiene que ver con que algunas versiones que circularon en Brasil especulaban con que el respaldo del jugador del Paris Saint Germain (PSG) a Bolsonaro tenía que ver con que el presidente lo había ayudado para que no fuera investigado por irregularidades con el fisco.

Además, se escucharon consignas contra el actual presidente, entre más bocinazos, abrazos espontáneos entre desconocidos y batucadas.

Pasadas las 23.30, Lula y sus principales colaboradores se sumergieron con dificultad en la marea humana que era la Avenida Paulista, para participar de la celebración.

Subido a un camión y con micrófono en mano, el líder del PT agradeció "a cada hombre y mujer que creyó" en su "verdad".

"Esta victoria no es mi victoria, es del pueblo brasileño y de la democracia", enfatizó Lula, tomado de la mano de su esposa, Janja, y muy cerca de su compañero de fórmula, Geraldo Alckmin.

"Tengo dos meses para montar un gobierno", subrayó el presidente electo, y dijo que espera saber si Bolsonaro "va a permitir la transición" de cara al próximo 1 de enero.

Ante cuadras de multitud: "De todas las victorias que tuve, esta es la victoria más consagradora porque hemos derrotado al autoritarismo. La democracia está de vuelta en Brasil, la libertad está de vuelta en Brasil".

Tras el mensaje de Lula, los festejos, la música y las caipiriñas siguieron hasta entrada la madrugada.