Modelos virtuales detienen la grave crisis climática alertada por los científicos del panel de ONU
Frenar el calentamiento global y reducir en 40 años las emisiones de gases de efecto invernadero a cero es posible en desarrollos virtuales, pero la política y las preferencias de los individuos están fuera de cálculo.
"Todavía es posible prevenir la mayoría de los terribles impactos, pero realmente se requiere un cambio transformacional sin precedentes", dijo Ko Barrett, vicepresidente del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático .
"La idea de que todavía hay un camino a seguir, creo, es un punto que debería darnos algo de esperanza", agregó.
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Ese camino esperanzador, en el que eventualmente se detienen los cambios peligrosos en el clima mundial, es el producto de gigantescas simulaciones por computadora de la economía mundial.
Se llaman modelos de evaluación integrados. Hay media docena de versiones principales de ellos: cuatro desarrollados en Europa, uno en Japón y uno en EEUU, en el Laboratorio Nacional del Noroeste del Pacífico.
"Lo que estamos haciendo principalmente es tratar de explorar lo que se necesita para alcanzar los objetivos de París". dice Detlef van Vuuren, de la Agencia de Evaluación Ambiental de los Países Bajos, que desarrolló uno de los modelos.
El gran informe científico sobre cambio climático publicado la semana pasada, que el secretario general de la ONU calificó de código rojo para el mundo, responsabiliza a la humanidad del aumento de fenómenos extremos, pero deja claro que es posible todavía evitar los peores escenarios si se reducen las emisiones de forma drástica y rápida.
Exhorta a la toma de decisiones clave en los próximos meses para aumentar los compromisos de reducción de las emisiones que causan el cambio climático: deja planteada una batalla política para terminar con la era de los combustibles fósiles.
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Los líderes mundiales acordaron en París limitar el calentamiento global a menos de 2 grados Celsius (3,6 grados Fahrenheit).
El planeta ya se calentó alrededor de 1 grado Celsius, en comparación con los niveles preindustriales.
Cumplir ese objetivo significará reducir a cero las emisiones netas de gases de efecto invernadero en unos 40 años. Requeriría cambios profundos; tan profundos, no está claro de inmediato que sea posible.
Los intereses de las compañías petroleras en todas partes contrapesan la buena voluntad de la dirigencia política tradicional y del ímpetu ambientalista, lo cual quedó una vez más demostrado en EEUU y Reino Unido cuando, casi en paralelo al dramático llamamiento del IPCC, aumentaron los trámites para perforar más pozos en los yacimientos.
De ahí que van Vuuren y sus colegas hayan recurrido a sus modelos de computadora en busca de ayuda.
"¿Cómo es posible llegar a cero emisiones?", se pregunta. "Eso es para transporte, eso es para vivienda, eso es para electricidad".
Cada uno de estos modelos comienza con datos sobre las fuentes actuales de emisiones de gases de efecto invernadero, como automóviles y autobuses, rickshaws de automóviles, aviones, plantas de energía, hornos domésticos y arrozales. Incluyen también simulaciones sobre el comercio internacional, los precios y los costos de las nuevas tecnologías.
Luego, los científicos obligan a sus mundos virtuales a cambiar de rumbo, al introducir límites a las emisiones de gases de efecto invernadero, y los modelos intentan satisfacer ese requisito de la manera más rentable, siempre que sea tecnológicamente factible y no se tope con límites como el suministro de tierra u otros recursos naturales.
La buena noticia es que los modelos encontraron la manera de cumplir con ese objetivo, claro que sin resistencia de los poderes reales, al menos en escenarios en los que los gobiernos del mundo se inclinaban a cooperar para cumplir con sus compromisos de París.
De hecho, según Keywan Riahi, en el Instituto Internacional de Sistemas Aplicados, en Austria, encontraron múltiples caminos hacia el carbono cero.
"Los ensayos nos dicen que, en primer lugar, existen vías alternativas posibles; que hay opciones disponibles para quien toma las decisiones", sostiene.
Diferentes modelos, utilizando diferentes supuestos, llegan a visiones contrastantes del mundo futuro, si bien todos son dramáticamente diferentes a la situación actual.
Algunos modelos muestran que las personas responden a los precios más altos de la energía o las regulaciones gubernamentales cambiando su estilo de vida: se mudan a casas más ahorradoras de energía y renuncian a sus autos a favor de un nuevo y mejor tipo de transporte público.
Además de las líneas de autobús tradicionales, los vehículos autónomos responden, como Uber, llevando a las personas adonde necesitan ir.
A Riahi le gusta más esta versión. "Estoy convencido de que una reestructuración fundamental del lado de la demanda también conduciría a una mejor calidad de vida", manifiesta.
Otros escenarios muestran que las personas todavía usan mucha energía, lo que a su vez requiere un gran impulso en la producción de electricidad limpia.
Significaría 10 o 20 veces más tierra cubierta con parques solares y eólicos, en comparación con ahora, además de más plantas de energía que queman madera u otros biocombustibles, equipadas con equipos para capturar y almacenar el dióxido de carbono que se libera.
Riahi se apresura a señalar que lo que sucede en los modelos puede no ser factible en la vida real.
No tienen en cuenta la obstrucción política, por ejemplo, ni las preferencias humanas.
Es posible que las personas simplemente quieran conducir un automóvil caro, en lugar de usar el transporte público, incluso cuando los modelos dicen que la elección no es económicamente racional.
Pero los modelos también pueden ser demasiado pesimistas, en particular sobre la innovación tecnológica.
Hace diez años, asevera van Vuuren, nunca anticiparon el aumento de la energía solar barata.
"Hemos estado en la situación extremadamente afortunada de que el costo de las energías renovables haya disminuido rápidamente en la última década". Esto facilitó mucho la tarea de reducir las emisiones de carbono.
Sin embargo, a pesar de todas sus deficiencias, estos modelos siguen siendo la principal forma en que los científicos y los responsables de la formulación de políticas encuentran opciones para el futuro.
Cuantifican compensaciones y consecuencias que pueden no ser claramente evidentes.
Si los países quieren convertir árboles o cultivos en combustible, por ejemplo, significa menos tierra para cultivar alimentos o para bosques naturales.
Además, los modelos dejan en claro que la cooperación internacional es esencial, ya que los países ricos ayudan a los países más pobres a reducir sus emisiones.
Los resultados del modelado por computadora son como mapas borrosos, que señalan rutas que podrían ayudar al mundo a evitar desastres.