Aún se desconocen sus identidades, pero el gobierno de Guatemala sospecha que sean migrantes de su país que intentaban llegar a Estados Unidos. Varias personas en el país centroamericano ya se hicieron pruebas de ADN convencidas de que sus familiares están entre los fallecidos.

Esta hipótesis recordó a muchos la masacre en 2010 contra 72 migrantes en San Fernando, también en Tamaulipas. Incluso Naciones Unidas comparó ambos sucesos y subrayó que los familiares de aquellas víctimas siguen "en búsqueda de verdad, justicia y reparación".

Pero el gobierno mexicano rechazó tajantemente este miércoles que aquella injusticia atribuida a Los Zetas y sin esclarecer desde hace once años vaya ahora a repetirse.

Estamos avanzando en la investigación de manera contundente (…) No va a haber impunidad, y también la identificación de los cuerpos", dijo la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero.

Lamentablemente, la historia de esta región de México fronteriza con Texas está repleta de otras terribles matanzas de las que poco se descubrió en las investigaciones y que parecieron quedar en el olvido para desgracia de las familias.

Hace dos años, una treintena de cadáveres aparecieron -según las autoridades, por un enfrentamiento entre grupos rivales- en Miguel Alemán, cuna de Los Zetas y vecino del municipio de Camargo donde las 19 personas fueron encontradas calcinadas este sábado.

Ambas ciudades forman parte de la llamada "frontera chica" de Tamaulipas, una zona estratégica para el tráfico ilegal de drogas y personas hacia EE.UU. y que, según expertos, es el epicentro de la violencia sufrida desde hace dos décadas en el noreste de México.