Los ministros de Asuntos Exteriores estadounidense y ruso, Antony Blinken y Sergei Lavrov, mantuvieron una larga reunión en Islandia al margen del Consejo Ártico. 

Mientras las relaciones entre los dos países están en su punto más bajo, los dos jefes de la diplomacia jugaron a poner paños fríos, en una especie de un avant premiere que allane el camino a la primera cumbre entre Joe Biden y Vladimir Putin.

"Esta conversación es en sí misma una señal positiva", sostuvo Dmitri Peskov, portavoz de Vladimir Putin. Sin que fuera un entusiasmo desmedido, se mostró satisfecho al término de la reunión organizada en Reikiavik.

"Por supuesto, se han acumulado muchos problemas", dijo el portavoz del Kremlin, "y es obvio que este proceso no será fácil”.

Pero añadió que estas conversaciones entre los dos jefes de la diplomacia estadounidense y rusa, "sin duda" facilitarán "el encuentro entre los dos presidentes"

El momento inicial de la reunión con el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, no fue muy auspicioso, ya que advirtió al homólogo ruso, Serguéi Lavrov, que si el país se comporta de manera agresiva contra el suyo o sus aliados, Washington responderá.

Luego bajó el tono, al señalar que no quiere una escalada de tensión con Rusia, sino que lo único que desea es defender sus propios intereses.

En ese sentido destacó que hay muchos ámbitos en los que los intereses de ambos países "se entrecruzan y superponen".

Exhortó a "trabajar juntos, y de hecho, construir sobre esos intereses, tanto si es frente al Covid-19 durante la pandemia, como combatiendo el cambio climático; abordando los programas nucleares en Irán, en Corea del Norte; en Afganistán", enumeró. 

Además, el titular de Exteriores estadounidense aseguró que el mundo puede ser "un lugar más seguro" si se da una colaboración entre EEUU y Rusia.

Hacia una cumbre

Este comienzo de un diálogo "pacífico y constructivo", acogido por ambas partes, tiene en realidad como único objetivo conducir a una cumbre entre Vladimir Putin y Joe Biden, que podría concretarse a mediados de junio en un tercer país

Sergei Lavrov comentó irónicamente en Reikjavik, al ser consultado por la confirmación o no de esta cumbre, que "no somos nosotros los que solemos dar luz verde".

Sin nuevas sanciones contra Nord Stream 2

Más allá del tono tranquilo y relajado, inusual entre Moscú y Washington, para allanar el camino de esta cumbre tendrá mucha importancia la decisión tomada por el gobierno de Biden de renunciar a las nuevas sanciones que se preveían contra Nord Stream 2, el proyecto de gasoducto entre Rusia y Alemania

Dmitri Peskov no dudó en calificarla de "señal positiva".

Pone paños fríos a la tensión que se había aumentado en marzo, cuando el presidente estadounidense, Joe Biden, calificó de "asesino" a su homólogo ruso, Vladímir Putin, lo que provocó que Moscú llamase a consultas a su embajador en Washington y recomendara al responsable de la delegación estadounidense que abandonase el país.

La Casa Blanca impuso luego sanciones a Rusia y expulsó a diez diplomáticos por su presunta interferencia en las elecciones presidenciales de 2020, su supuesto papel en el ciberataque masivo de SolarWinds y sus incursiones en Ucrania y Afganistán.

El Kremlin respondió con medidas similares e incluyó a Estados Unidos en una lista de "países hostiles", que implica que Washington no podrá contratar a personal local para sus representaciones diplomáticas en territorio ruso.

Un gesto hacia Putin

El gobierno de Estados Unidos, en un gesto de distensión, eximió finalmente de sanciones a la empresa encargada de la construcción del gasoducto que llevará gas ruso a Alemania, Nord Stream 2 AG y a su director ejecutivo, Matthias Warning. 

Blinken señaló en un comunicado la adopción de esta medida "por el interés nacional".