El multimillonario heredero del imperio tecnológico Samsung, Lee Jae Yong, fue condenado este lunes a dos años y seis meses de cárcel por malversación y soborno, en uno de los mayores escándalos que han afectado al gigante tecnológico surcoreano.

Se trata del último giro en un controvertido caso de tráfico de influencias que hizo caer el gobierno de la expresidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye.

El empresario, también conocido como Jay Y. Lee, ya había sido sentenciado a cinco años de cárcel por cargos de corrupción en 2017, aunque salió en libertad menos de un año después, cuando un tribunal de apelaciones desestimó algunos de los cargos y suspendió su sentencia.

Aunque Lee es oficialmente el vicepresidente de la firma, en la práctica asumió el liderazgo del conglomerado desde que su padre dimitió por problemas de salud.

Este nuevo revés judicial pone una vez más sobre la mesa el tema del futuro del liderazgo del líder mundial en la fabricación de teléfonos inteligentes y chips de memoria. Samsung es considerado el más grande los "chaebols", término por el que se conocen los imperios familiares industriales en Corea del Sur.

Su volumen de negocio global representa cerca de un quinto del Producto Interno del Bruto (PIB) del país, de manera que la sentencia condenatoria de su líder puede tener repercusiones dentro y fuera de la nación asiática.

Expertos dicen que la sentencia podría crear un vacío de liderazgo y obstaculizar la toma de decisiones de Samsung sobre futuras inversiones a gran escala. "Es realmente un gran golpe y una gran crisis para Samsung", dijo Kim Dae-jong, profesor de negocios en la Universidad de Sejong

A sus 52 años, Lee es el cuarto hombre más rico de Corea del Sur, con una fortuna estimada por Forbes en US$9.400 millones.

Divorciado y padre de dos hijos, el magnate -que estudió en la Escuela de Negocios de Harvard- se convirtió en 2009 en uno de los presidentes de Samsung y en 2013 fue nombrado vicepresidente de Samsung Electronics, la división que fabrica desde teléfonos inteligentes y televisores, hasta cámaras y discos duros.