La última carta que se jugaba la candidata de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, para revertir la leve ventaja que le había sacado Pedro Castillo durante el lento escrutinio iniciado el domingo, gracias al apoyo cosechado en los Andes y la selva amazónica, estaba depositada en dos frentes convergentes este miércoles: el externo, con la preferencia que contaba en los votos totales de emigrantes recogidos en 75 países, y el judicial, con un eventual éxito que acompañara la petición presentada de anular 200.000 votos en zonas andinas, que le restarían directamente a su contrincante.

Del millón de peruanos que reside en el exterior, 320.130 concurrieron a votar en los consulados de los 75 países en que se encuentran esparcidos, casi un 50% más que en la primera vuelta hace dos meses.

Florida y Los Angeles, nada más, sumaronn unos 80 mil, en los que Keiko Fujimori había depositado la mayor expectativa para obtener una buena diferencia.

Pero finalmente la adhesión lograda desde el exterior no le alcanzó para descontarle la ventaja de 0,4% que estuvo manteniendo Pedro Castillo en los escrutinios del territorio nacional una vez que empezaron a arribar las actas del interior.

El balance definitivo del "voto extranjero" terminó siendo de 99.520 votos a favor de la Fuerza Popular, gracias a los cuales pudo arrimarse en el conteo general a 58.490 sufragios con los que, a última hora, con el 99,67% de las actas contabilizadas, se estaba imponiendo el candidato de Perú Libre, con una diferencia que se había acortado a la mitad del día anterior.

El Jurado Nacional de Elecciones (JNE) mantuvo el cierre del plazo para recibir recursos de nulidad de mesas de sufragio, cuya extensión fue finalmente denegada.

Hasta el día anterior al vencimiento del límite establecido, había 1.303 actas observadas, que implican más de 300 mil votantes, lo cual no necesariamente deben tomarse como adhesiones. Esos documentos correspondientes a la misma cantidad de mesas de sufragio contienen la cantidad de votos por cada candidato y consignan otros datos e incidentes del proceso.

Ya definidos los 100 mil votos más que su contrincante venidos del exterior, lo único que le restaba elucidr a la coalición conservadora era cuántas de las decisiones del tribunal significarán un mayor caudal a favor.

Pero que al menos el saldo debería superar los 60 mil para poder dar vuelta el resultado parcial en contra de esta hora.

En tanto busca anular la votación en 802 mesas (serían unos 200 mil votos), sobre todo en centro y sur del país, Fujimori prendió una vela a los sufragios que pueda volcar para sí de las actas observadas, ya que aún “están en juego 500 mil votos”, estimó.

Ese medio millón hubiera representado un potencial, en todo caso, pero los números reales surgirán de las 859 actas aún sin resolver de las 1.303 que habían sido observadas en total.

Por ser matemáticamente posible, aunque improbable en la práctica, hasta este momento la autoproclamación de Castillo como presidente electo no pudo oficializarse y la definición se demoró más de un día, como tituló NA el martes pasado temprano.

En las ocho semanas que separaron a la primera de la segunda vuelta, la polarización se fue marcando con mayor notoriedad porque quedó expuesta la fractura entre dos mundos que conviven en un mismo país, con visiones distintas para mejorarlo: por un lado, Lima y las grandes ciudades partidarias de Fujimori y, por otro, los Andes y la selva amazónica, que representa el candidato de izquierdas.

En el escrutinio se fue dibujando esa fragmentación en el orden de aparición de las actas.

Así fue como, al inicio del conteo, Fujimori llevaba la delantera por la llegada temprana de las actas de los principales centros urbanos, pero ya para la mañana del lunes Castillo recuperaba e inclusive le empezaba a sacar ventaja con el voto rural.

El miércoles fue un día clave porque terminaron de arribar los votos de peruanos en el extranjero y al mismo tiempo, Fuerza Popular, el partido de la candidata a la presidencia de Perú Keiko Fujimori, solicitaba la impugnación de unos 200.000 votos de esta reñida segunda vuelta, cuando el conteo favorecía por un estrecho margen a su rival.

En el medio de tanta alternativa estadística que alimenta las especulaciones, la Fiscalía de Perú salió, inclusive, a pedir la prisión preventiva para Keiko Sofía Fujimori por violación de las reglas de conducta bajo comparecencia, al reunirse con uno de los testigos del proceso que se le sigue por lavado de activos; el portavoz de su partido y ex congresista, Miguel Torres.

En marzo pasado, previo a la primera vuelta, el fiscal José Domingo Pérez la acusaba por lavado de activos y pedía 30 años y 10 meses por recibir presuntamente pagos ilícitos en las campañas del 2011 y 2016.

Así se llega al fin de semana con las condiciones dadas para que sea proclamado el nuevo presidente del Perú y comience una etapa institucional tan ajustada y con tanto suspenso, como el trámite electoral aún por finalizar.