La Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio de los Estados Unidos (NASA) decidió posponer el envío por parte de la empresa SpaceX de dos astronautas al espacio debido a las condiciones climáticas y reprogramó el lanzamiento para el sábado 30 de mayo.

Este miércoles iba a comenzar una nueva era espacial para los Estados Unidos tras nueve años. Sin embargo, el clima no lo permitió.

Si el mal tiempo se disipaba, a las 16:33 p.m. (17:33 p.m. en la Argentina) desde la plataforma de lanzamiento 39A del centro espacial Kennedy, desde donde despegaron Neil Armstrong y sus compañeros de la misión Apollo 11, un cohete SpaceX con la nueva cápsula Crew Dragon enganchada iba a partir hacia la Estación Espacial Internacional (EEI).

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Bob Behnken y Doug Hurley, los dos hombres elegidos por la NASA para esta misión de demostración, estuvieron en cuarentena durante dos semanas y ahora deberán permanecer a resguardo hasta el sábado.

Space Exploration Technologies Corp., fundada en 2002 por Elon Musk, un empresario obsesionado con Marte y con la determinación de cambiar las reglas del juego de la industria aeroespacial, se ganó la confianza de la agencia espacial más grande del mundo.

SpaceX se convirtió en 2012 en la primera empresa privada en acoplar una cápsula de carga a la EEI. Dos años después, la NASA le pidió que adaptara la cápsula Crew Dragon para poder transportar astronautas.

"SpaceX no estaría allí sin la NASA", dijo Musk el año pasado, después de un ensayo general del viaje a la EEI sin tripulación.

La agencia espacial ha pagado más de 3.000 millones de dólares a SpaceX para diseñar, construir, probar y operar su cápsula y hacer seis viajes espaciales de ida y vuelta. El desarrollo experimentó retrasos, explosiones, problemas de paracaídas, pero SpaceX venció al gigante Boeing, al que la NASA también pagó para hacer una cápsula, la Starliner, que aún no tiene lista.

La inversión, decidida durante las presidencias de George W. Bush para el envío de carga y Barack Obama para el de astronautas, se considera fructífera en comparación con las decenas de miles de millones que costaron los sistemas anteriores desarrollados por la NASA.

"Algunos han dicho que es inviable o imprudente trabajar con el sector privado de esta manera. No estoy de acuerdo", dijo Obama en 2010. La decisión del ex presidente se encontró con la hostilidad del Congreso y de la NASA.

Ahora, con Donald Trump en Florida presente para el lanzamiento el mal clima impidió que se concretara esta nueva aventuta... al menos hasta el próximo sábado.