La derecha española evitó la foto de unidad pese a coincidir en el rechazo al indulto a los separatistas catalanes
La Plaza de Colón de Madrid volvió a concentrar una multitudinaria protesta ciudadana contra las concesiones de Pedro Sánchez a los independentistas y a los condenados por sedición en Cataluña.
La foto que dejan las grandes concentraciones es lo que cuenta, y en la convocada este domingo por la plataforma cívica Unión 78 en la plaza Colón, de Madrid, para protestar por los indultos del presidente Pedro Sánchez a independentistas catalanes presos y a los condenados por sedición, los líderes de los partidos derechistas PP, Ciudadanos y Vox concurrieron por separado y evitaron posar juntos para la posteridad.
Aunque los tres estaban de acuerdo con el reclamo popular, privó en la decisión el síndrome de la foto de 2019, que tantos dolores de cabeza ocasionó después a PP y Ciudadanos que la habían impulsado, con la finalidad de ponerle la firma a la exigencia de dar por finalizada la negociación del Gobierno con los independentistas y que se llamara a elecciones cuanto antes.
“España no necesita relatores”, fue el lema entonces. Esta vez, Pablo Casado, Santiago Abascal e Inés Arrimadas se plegaron a la marcha pero le dejaron el protagonismo a la sociedad civil, que clamó para que no indulte a los golpistas y se respete la Justicia y la Constitución, con un grito que se ha extendido: “¡Basta ya!”.
En el manifiesto, la plataforma cívica trató al Gobierno de Pedro Sánchez de inepto, parasitario y autoritario.
Rosa Díez, cofundadora de Unión 78, dijo que "un Gobierno que insulta, como nos ha insultado hoy a más de medio país, tachándole de ultraderecha, no es un Gobierno para todos sino que es un poder excluyente, sectario y peligroso”.
Según estimó la Delegación del Gobierno, había en Colón 25.000 participantes, en tanto los organizadores hablan de 200.000 contando alrededores. y la Policía Municipal de Madrid calculó 126.000 asistentes.
Cualquiera haya sido el número, saltaba a la vista una mayoría de militantes de Vox y solo se veían banderas partidistas de esa formación, con las tres letras de sus siglas y un verde intenso, a pesar de que los organizadores habían pedido que no hubiera consignas de partidos.
El acto empezó con 45 minutos de retraso por problemas de sonido e igual la mayoría de los asistentes aguantó en la plaza y calles aledañas, buscando espacios a la sombra, con más de 30 grados en Madrid.
Tomó la palabra el escritor Andrés Trapiello en primer lugar, recalcando que “esta manifestación sí es de utilidad pública, a diferencia de los indultos” y reivindicando que “la defensa de la Constitución que hoy se defiende en Colón es de derechas, de centro y de izquierdas”.
Recriminó al presidente del Gobierno sus bandazos con los independentistas, recordando que “nadie es un facha por defender lo que hace dos año defendía también él”, y se preguntó, ya entre los aplausos de los asistentes, “qué había cambiado en tan poco tiempo”.
Junto a centenares de simpatizantes y dirigentes del partido que se dieron cita con banderas nacionales, y también alguna de Vox, en la estatua de Blas de Lezo, muy cerca de Serrano, Abascal sacó provecho de la presencia de casi todos sus diputados nacionales, en especial algunos como Iván Espinosa de los Monteros y Macarena Olona, para esgrimir un mensaje fuera del alcance de PP y Ciudadanos: “Volvemos a Colón sin miedo ni vergüenza a ningún tipo de foto, porque la única que nos avergüenza es la del Gobierno con los enemigos de España”.
E inclusive la militancia de Vox expresaba un cierto rechazo al PP cuando cantaba: “Pablo Casado, nos has abandonado”.
El alcalde de Madrid y la presidenta regional pidieron a Sánchez “tomar nota” con las miles de personas que se lanzaron a la calle, e Isabel Díaz Ayuso se llegó a preguntar si el presidente “hará cómplice al Rey con la firma de indultos”, lo cual ya se ha escuchado antes dentro del PP por más que reivindican la defensa al monarca a pesar de que Felipe VI tiene la obligación constitucional de firmar esos indultos.
La presidenta de la otra fuerza de derecha, Ciudadanos, Inés Arrimadas, quien llegó a la manifestación con dirigentes de su partido, entre ellos, Begoña Villacís y Edmundo Bal o el líder en Cataluña, Carlos Carrizosa, dejó muy claro que el Gobierno “no indultará a los golpistas en el nombre de los constitucionalistas catalanes”, recordando que fueron ellos los que “han sufrido la inestabilidad, los que han visto rupturas de familias y que haya personas de toda la vida que ahora no se hablan”.
Como en otros actos en los últimos días, Arrimadas también recibió algún grito de “traidora”. “Impotencia de la derecha”.
"En la plaza de Colón, lanzando proclamas de cartón piedra, no significa más que la impotencia de hacer política de la derecha española, de la ultraderecha española", señaló este domingo la vicepresidenta Carmen Calvo en declaraciones al votar en las primarias del PSOE en Andalucía.
La "impotencia de la derecha", fue también la expresión usada por la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que se ha lamentado: "La derecha de este país se ha abonado siempre a no arreglar los problemas".
Por su parte, el secretario general del grupo parlamentario socialista, Rafael Simancas, reclamó este domingo al PP un "ejercicio de patriotismo" que coloque el interés general por encima de los cálculos partidistas, "y el interés de los españoles consiste en solucionar el problema de Cataluña": "Necesitamos menos gritos y más lealtad, menos rencor y más solidaridad, menos partidismo y más esfuerzo en aras del bien común", dijo Simancas.
El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, y la portavoz nacional del BNG, Ana Pontón, rechazaron la manifestación en contra de los indultos a los presos por el 1-O, que Pontón cree "necesarios y positivos".
Rufián aseguró que la protesta "es una especie de narcosala de la ultraderecha en la que se va a repartir metadona de la mala para esa gente" y que acabará siendo una manifestación de Vox.
En tanto, el PSOE y sus aliados de legislatura criticaron la concentración de la plaza madrileña, a la que la vicepresidenta Carmen Calvo calificó como "proclama de cartón piedra”, mientras el dirigente de ERC, Gabriel Rufián, la tildó de “narcosala de la ultraderecha”.