Damaris Abarca creció entre peones, caballos, alfiles, torres, reinas y reyes en la pequeña localidad chilena de Rosario, ubicada al sur de Rancagua. En su familia se respiraba ajedrez. Aprendió mirando, mientras su padre le enseñaba a sus hermanos. Luego llevó su talento a los torneos escolares y de ahí no paró de superarse.

A los 31 años cuenta con cuatro campeonatos nacionales y estuvo en siete olimpiadas mundiales de manera consecutiva. Es la primera mujer presidenta de la Federación de Ajedrez de Chile (Ajefech) y pionera en estar al frente de una asociación de esta disciplina a nivel latinoamericano. Además es miembro de la Comisión de Desarrollo Femenino de la Federación Internacional de Ajedrez para América Latina.

Damaris además se caracteriza por su fuerte compromiso social, que al igual que su pasión por Colo Colo, es parte del legado de su abuelo. ”Él era colocolino y luchador por los trabajadores. Tomo ese ejemplo y lo hago propio.”

Con el apoyo del tradicional club chileno, Damaris impulsó su candidatura a la Convención Constituyente como parte de “Constitución Alba”, el espacio de acción social y política conformado por hinchas del Cacique. “Sentirme abrazada por el pueblo colocolino es algo muy emocionante”, cuenta al valorar ese acompañamiento y sostén.

La convencional electa, por la fuerza independiente Apruebo Dignidad, entiende que el deporte y las problemáticas sociales son asuntos inseparables.

- ¿Qué capacidades desarrolladas con el deporte incorporas a tu día a día?

- Muchas. El ajedrez me permitió adquirir una capacidad de concentración muy importante. Eso me ayudó escolarmente con la lectura, que me posibilitó ampliar la creatividad y la mente para viajar a través de los libros. Otro aspecto que desarrollé mucho es la actitud crítica, reflexiva y analítica, que es propia de este deporte. Además hay algo que generalmente es común a quienes realizamos una actividad deportiva, que es perder el temor a equivocarse, porque convivimos enfrentando nuestros propios miedos. Esto implica levantarse en las derrotas, buscar ser mejor y no solo por uno mismo, sino por el equipo que tenés atrás. Así, a través del trabajo colectivo, la empatía, la tolerancia y el sentido de pertenencia llegas a sentirte parte de una comunidad y de un país. Por eso es importante pensar en el deporte a nivel cognitivo, emocional y social.

- ¿Considera que es necesario pensar al ajedrez en la agenda de las escuelas como un componente más de enseñanza?

Sí, totalmente. No lo digo yo ahora, en el año 1995 la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) lo reconoció como patrimonio mundial de la humanidad y aconsejó a todos sus países asociados a incorporar al ajedrez como una herramienta pedagógica. También en el año 2012 el parlamento europeo lo recomendó en la escuela de manera oficial. Un año antes, para impulsar al deporte en las aulas, el entonces ministro de educación de Armenia dijo algo que creo es interesante: "Necesitamos niños y niñas capaces de tomar decisiones y de asumir los errores por las que sean equivocadas". Así se entiende que la formación de niños y niñas tiene que ver mucho más con que sean reflexivos, analíticos, que tomen decisiones y que sean líderes. Eso es lo contrario a lo que sucede en Chile, donde lo que se hace es formar gente que repite información, para que el día de mañana sean mano de obra o consumidores. Ante esto, es fundamental apostar a la vanguardia educativa, con nuevos métodos y herramientas, que permitan avanzar en tecnología, ciencia e innovación.

- ¿Cómo analiza la coyuntura social y política que enmarca a la constituyente?

- El panorama político en Chile refleja una crisis social bien profunda. Eso se tradujo en una desconfianza en los partidos que han gobernado en los últimos 30 años. La crisis se fue potenciando debido a una Constitución super ilegítima, que profundiza desigualdades muy fuertes, en un país que si bien es muy rico y se muestra con mucho desarrollo, tiene a muchas personas hundidas en las deudas, con problemas de salud mental o sobreexigidas ante un sistema que las consume. A esto se suma un medio ambiente que ya no da más. Sufrimos problemas de agua, a raíz de que el sistema fue privatizado. En Chile nos han mercantilizado la vida y las personas nos cansamos de este sistema cruel. Además debemos atender a la migración, a los grupos marginados históricamente, como las disidencias sexuales, las mujeres y avanzar en proteger la biodiversidad de nuestro territorio con un nuevo sistema económico, que preserve la naturaleza. Vamos a tener que poner mucho diálogo y razón en el centro porque la ciudadanía está esperando que avancemos en estas luchas y es un mandato que debemos asumir con mucha responsabilidad.

- ¿En qué aspectos le interesa hacer una contribución más proactiva?

- Tengo tres ejes fundamentales. El primero tiene que ver con la igualdad y el reconocimiento de un Estado plurinacional. En la actual constitución hay muchos grupos discriminados arbitrariamente. Es necesario hacer énfasis en los derechos de las mujeres, las disidencias sexuales y en el reconocimiento de las niñas, niños y adolescentes como sujetos de derecho. Hemos tenido graves problemas respecto a la vulneración de los derechos de los niños y niñas en nuestro país, donde se los entiende como un objeto de cuidado o una moneda de cambio entre las empresas privadas de la caridad, en lugar de como sujetos de derechos. El segundo es la descentralización, ya que existe un centralismo bastante cruel y muy profundo, donde todo pasa por Santiago de Chile. La necesidad de una mayor autonomía a nivel político y económico de las regiones se hace fundamental. El tercer eje es el traspaso del estado subsidiario, que ha privatizado todo y que ha profundizado las desigualdades, a un estado solidario que garantice los derechos mínimos sociales para todas las personas. Especialmente en materia de salud, vivienda, pensiones y educación. Además me enfocaré en poder incorporar otros derechos sociales, como el acceso al deporte y a la cultura en general.

- En términos de una partida de ajedrez ¿cuál debe ser la estrategia que prime en el desarrollo de la asamblea?

- En el ajedrez como en la convención va a ser fundamental el manejo del espacio. Tenemos que generar que esta asamblea sea abierta, transparente y pluralista, es decir que pueda participar la mayor cantidad de gente para conseguir el largo alcance que tienen algunas de las piezas del ajedrez, y que sean articuladoras en la necesidad de retroalimentarse desde los territorios hacia la convención y viceversa. Es por eso que la constituyente debe ser itinerante, para poder llegar a los distintos flancos del tablero. La estructura en el ajedrez la ponen siempre los peones. Son los que definen como van el resto de las piezas. Así lo va a hacer la ciudadanía con nosotros. Debemos ser capaces de mirar al futuro, de ser preventivos, de poner el diálogo y la razón en el centro, como lo hacemos los ajedrecistas, buscando dentro de todas las posibilidades cuál es la mejor para hacer nuestro próximo movimiento. Por suerte, al igual que en el deporte las piezas de la asamblea somos muy diversas. Otro aspecto fundamental para poder imitar del ajedrez es ser respetuosos de los tiempos. Me parece importante poder armar un calendario y delimitar los periodos en la extensión para poder avanzar en el proceso.

- Interpretando a las piezas funcionalmente ¿con cuál se imagina identificándose durante la convención?

- Me identifico mucho con el caballo en su articulación con los peones. En una partida son los peones quienes hacen estructuras y quienes definen el movimiento del resto de las piezas. Determinan por dónde va a ir mejor cada pieza, cuáles se transforman en malas piezas, si hay casillas fuertes o débiles, si hay buen o poco espacio. Todo lo definen la estructura de peones. Es por eso que no entiendo cuando la gente los desprecia y dice: “¡Ay, si solo me comieron un peón!”. Creo que ese es el peor error que podes cometer. Mientras que el caballo es una pieza muy móvil y muy orgánica, que se coordina muy bien con la estructura de peones. En los juegos cerrados es donde el caballo saca su mejor potencial, porque es la única pieza que salta. Así puede llevar los mensajes entre las estructuras de peones y creo que esa va a ser mi labor finalmente, interconectar la convención con la participación ciudadana.