Luego de tener que cambiar de avión en la base aérea de Andrews, en Maryland, por desperfectos del que había abordado, la vicepresidenta de EEUU, Kamala Harris, arribó el domingo a la base de la Fuerza Aérea Guatemalteca, en el que ha sido el inicio de la primera gira al exterior que emprende desde que asumió el cargo, la que, además del país centroamericano, incluye a México.

Kamala Harris sufrió un percance en su primera gira internacional

Fue recibida por el canciller de Guatemala, Pedro Brolo, y el embajador de EEUU, William Popp, rodeados de un fuerte operativo de seguridad.

En la mañana del lunes concurrió al Palacio Nacional de la Cultura para reunirse con el presidente Alejandro Giammattei, con quien según, había adelantado, tuvieron "una conversación franca" sobre la lucha contra la corrupción, el crimen y la violencia.

Tomó contacto posteriormente con líderes comunitarios y abordó otros temas, como la desnutrición y el desarrollo económico en medio del cambio climático.

Sin embargo, el eje de la visita consistió en tratar la espinosa cuestión de la inmigración irregular hacia su país, no sólo desde Guatemala, sino también desde El Salvador y Honduras.

El ombudsman guatemalteco, Jordán Rodas, denunció en ese contexto una regresión acelerada de los derechos humanos en su país y le pidió a Harris presionar al gobierno, ya que según él, no existen las condiciones para atacar las causas que fuerzan la inmigración irregular en Guatemala.

Rumbo a México

En la noche partió hacia el DF de México, donde habrá de entrevistarse este martes con el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien aún se encuentra procesando el resultado de la elección intermedia del domingo, en la que su coalición perdió representación en el Congreso, pero avanzó sobre gobiernos territoriales.

Precisamente, la sensibilización poselectoral mexicana le hizo replantear la intención de concurrir al Senado por la tarde, a fin de hablar de aspectos institucionales que rodean loa relación de ambos países vecinos.

La misión que le delegó el presidente Joe Biden, de ordenar la inmigración ilegal como él tuvo que dedicarse a hacer cuando era vice de Barack Obama, tropieza con múltiples obstáculos.

En abril hubo un número récord en 15 años de detenciones de indocumentados, incluidos menores no acompañados, en la frontera entre Estados Unidos y México, lo cual fue aprovechado por los republicanos para señalar un giro en la política migratoria de la Administración Biden.

De las más de 178.600 personas interceptadas, 82% provenía de México y del Triángulo del Norte centroamericano que conforman Guatemala, Honduras y El Salvador.

Con ese reto debe lidiar siendo la primera vicepresidenta mujer y afroamericana que tiene EEUU.

En este caso, el objetivo principal que se planteó en el viaje es darle forma al esfuerzo de Biden por restaurar el liderazgo de su país en el mundo, lo cual conlleva avanzar en una agenda que incluye conversaciones “muy francas y honestas” sobre la corrupción, el crimen y la violencia, pero también el desarrollo económico.

En México la esperan con la demanda que ya anticipara el canciller Marcelo Ebrard, cuando señaló que “la prioridad es buscar acuerdos para acelerar el crecimiento de la inversión y el bienestar social en el sur de México, pero también en Guatemala, Honduras y El Salvador”.

Considera que de esta manera “la inmigración seria opcional y no obligada por la pobreza y la inseguridad.