La segunda ola de contagios de covid-19 lleva de nuevo a Italia al límite el sistema sanitario, reportan los medios internacionales.

La nueva preocupación va más allá de las camas e implementos: el personal sanitario sigue siendo insuficiente, muchos se contagiaron y los que siguen laborando están exhaustos.

"Esta noche he tenido que cerrar las urgencias. Ya no hay lugar. Hemos alcanzado el límite. No sabemos dónde meter a los enfermos. En los últimos diez días, la situación empeoró de una manera vertiginosa", dijo un médico.

Es el caso de Claudio Zanon, director sanitario del hospital católico Valduce de Como, en Lombardía, alarmado por la situación dramática, que incluye también a ciudades vecinas.

"En la ciudad de Monza han pedido la ayuda del Ejército; en Varese un solo hospital acumula unos 300 operadores sanitarios positivos a Covid-19... Es terrible. Somos la nueva Bérgamo", añadió en una entrevista.

Hacía alusión a esa ciudad italiana (también de Lombardía) que en marzo pasado, durante la primera ola, se hizo conocida mundialmente por ser uno de los epicentros mundiales más mortíferos del nuevo coronavirus.

El mayor problema en este momento, explica, es la falta de personal, en particular de anestesiólogos, porque si bien en general ha bajado la tasa de mortalidad, los contagios detectados ahora son muchos más, operadores sanitarios incluidos.

"En este momento, nuestro problema no son los medicamentos y los materiales, pues nos abastecimos en el verano. Mi dificultad es que el 12% del personal de mi hospital es positivo (por Covid-19) y está en cuarentena. Estamos hablando de unas 70 personas, muchísimas", añade, al no negar que, en las situaciones de colapso, se abre la posibilidad de la dolorosa decisión de decidir a quién entubar primero.

El relato de Zanon es reflejo de la magnitud del ciclón que nuevamente y de manera sorpresiva ha caído sobre Italia, un país que pasó todo el verano sin grandes sobresaltos y que hasta octubre mantenía el virus bajo control con rastreos rápidos y un número de pruebas que parecía ser suficiente: unas 180.000 al día sobre una población de 60 millones de habitantes.

No era así. Superada la línea de los 2.000 contagios diarios a mediados de octubre, el colapso ha ido a ritmo de cohete.

Tan solo este jueves 12 de noviembre, el país registró 636 personas fallecidas a causa del coronavirus en las últimas 24 horas y 635.054 positivos activos, 37.978 más que el día anterior.

Algunas imágenes que primero circularon en las redes sociales y luego fueron difundidas por la prensa italiana también han dado testimonio de la gravedad de la situación.

En uno de los vídeos, las escenas más dantescas tienen como ubicación un hospital de Nápoles (sur), en el que se ven personas amasadas en los pasillos, e incluso el cadáver de un hombre en un baño.

Porque esta segunda ola, si bien sigue golpeando con fuerza al norte de Italia, también ha llegado a los hospitales del centro y sur del país.

Ahora se espera hasta dos, tres, incluso cinco días antes de obtener un espacio en una unidad de cuidados intensivos (UCI), según conoció esta periodista de familiares de ingresados.

Incluso los hospitales infantiles sienten la hecatombe.

Un ejemplo es el Bambin Gesù de Roma, que hace tres semanas tuvo que aceptar a regañadientes ?tras una petición del Gobierno regional? abrir un nuevo sector para hacer las pruebas de Covid-19 a los niños, algo que está dejando en la cuneta la atención de otras patologías.

Incluso han aumentado los menores positivos ingresados.

De febrero a agosto fueron 80. De septiembre hasta hoy, más de 100.

Los sanitarios ya no se sienten héroes, "padecen de 'burnout' (síndrome de estar quemado), se sienten mal, frustrados, desmotivados y angustiados", como dice Zanon, al señalar que también ha aumentado el número de los que se contagian fuera de los hospitales.

Eso mismo lo describía el virólogo Massimo Galli, director del Hospital Sacco de Milán, una de las grandes ciudades italianas más afectadas por esta segunda ola.

"Está siendo muy duro mantener alta la moral de los sanitarios. Nos hemos precipitado de nuevo en una situación similar a la de marzo", dijo Galli.