Inmigrantes cruzan a Texas sin dejarse intimidar por alambrados ni nuevas normas de asilo
La mayoría procede de Venezuela y se arriesga a atravesar el río Grande tras un largo viaje en trenes de carga
Durante los últimos días, grandes grupos de migrantes, en su mayoría procedentes de Venezuela, estuvieron vadeando el río Grande cerca de un puente de ferrocarril en Eagle Pass, Texas, sin dejarse intimidar por las barreras flotantes con alambre de púas colocadas en las orillas.
Decenas de ellos de golpe y otras con niños pequeños, sortean fuertes corrientes para luego abrirse paso a través de la afilada alambrada colocada por la guardia nacional de Texas. Y una vez en suelo estadounidense, esperaron bajo un sol abrasador a entregarse a los agentes fronterizos para ser procesados.
En virtud de una nueva norma implantada en mayo por el gobierno del presidente Joe Biden, los migrantes que no hayan solicitado cita para cruzar por un puerto de entrada legal a través de una aplicación gubernamental para teléfonos móviles conocida como CBP One, pueden enfrentarse a un mayor obstáculo para obtener asilo y a una deportación potencialmente rápida.
El flujo de migrantes se desplomó inicialmente tras el anuncio, pero en las últimas semanas comenzó a aumentar de nuevo a medida que miles de ellos que se abrían paso a través de Sudamérica y Centroamérica -muchos huyendo de Venezuela- empezaban a llegar a la frontera.
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El repunte de las llegadas generó una nueva oleada de ataques políticos contra Biden, quien se presentará a la reelección el año que viene. El ex presidente Donald Trump, quien hizo de la política de inmigración de línea dura un elemento central de su mandato, lidera las encuestas republicanas como probable rival de Biden en 2024.
El gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, criticó repetidamente a Biden, demócrata, por no hacer lo suficiente para frenar la inmigración ilegal en la frontera con México, mientras el número de cruces de migrantes va camino de alcanzar máximos históricos en septiembre.
Las autoridades de Texas colocaron enormes boyas flotantes en medio del Río Grande en un intento por disuadir a los migrantes, pero a principios de este mes un juez federal estadounidense ordenó al Estado que las retirara al terraplén, aunque el estado texano recurrió la sentencia.
Abbott afirma que las pequeñas ciudades fronterizas se vieron desbordadas y criticó a los agentes de la Patrulla Fronteriza en las redes sociales la semana pasada por cortar el alambre instalado por las autoridades del estado.
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El jefe de la Patrulla Fronteriza, Jason Owens, en declaraciones a los periodistas en Eagle Pass, dijo que la frontera con México comienza en medio del río, lo que significa que los migrantes que llegaron a la orilla ya están en Estados Unidos.
"Si empiezan a ser arrastrados por las corrientes, si empiezan a sucumbir al ambiente, a las temperaturas extremas, a la humedad que todos sienten ahora mismo, y mis hombres y mujeres lo ven, no van a dejar que alguien muera o se ponga en peligro. Por eso entran en acción", expresó Owens.
A principios de este mes, nueve inmigrantes murieron cuando intentaban cruzar el río hacia Eagle Pass.
Ni las barreras físicas colocadas por Texas ni el mensaje de la administración Biden de que cruzar ilegalmente podría tener consecuencias migratorias más duras disuadieron a los cientos de migrantes que cruzan a esa ciudad texana desde la fronteriza mexicana Piedras Negras. Muchos llegan tras un largo viaje a bordo de trenes de carga.
La llegada de grupos de migrantes a lo largo de la semana se produce también a pesar de los esfuerzos de las autoridades mexicanas por impedir que viajen hacia el norte a través del país.
"Queremos salir adelante para la familia, y con muchas ganas de trabajar", declaró el jueves el migrante venezolano Johendry Chourio tras llegar en tren a Piedras Negras.