Polonia acusó a Berlín y Bruselas de imponer un decreto migratorio a la Unión Europea,Hungría dijo que el bloque estaba forzando un acuerdo, mientras los líderes de la UE se reunían para abordar el creciente número de inmigrantes procedentes de Oriente Medio y África.

La cumbre de la UE, que se celebra en la ciudad española de Granada, busca fórmulas para reducir el número de refugiados y migrantes que llegan a Europa fuera de los pasos fronterizos regulares, algo que preocupa especialmente a Italia, España y Alemania.

Pero el bloque sigue en desacuerdo sobre cómo repartir la tarea de atender a quienes emprenden el viaje. La semana pasada se llegó a un acuerdo entre los Estados miembros, estancado desde hace tiempo, a pesar de la oposición de los gobiernos populistas de Polonia y Hungría.

El máximo responsable de migración de la UE —que tiene una población 450 millones de personas— declaró la semana pasada que en lo que va de año se han producido 250.000 llegadas irregulares, cifra muy inferior a la de 2015, cuando más de un millón de personas cruzaron el mar desbordando al bloque.

Pero el asunto es políticamente delicado y la retórica y las políticas antiinmigración están aumentando en algunos países de la UE antes de las elecciones al Parlamento Europeo que se celebrarán en todo el continente en junio próximo.

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A su llegada a las negociaciones, el primer ministro húngaro, Viktor Orban, dijo que la unanimidad sobre la migración era imposible porque la UE había dejado a Hungría y Polonia fuera del acuerdo.

El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, se quejó de que la UE obligue a su país a aceptar inmigrantes ilegales o bien pagar multas. "Polonia lo rechaza completamente, ante todo por la seguridad de nuestro país", dijo.

El miércoles, 22 Estados miembros de la UE cerraron un acuerdo sobre cómo gestionar la inmigración irregular en momentos de llegadas excepcionalmente altas, dando un paso hacia la revisión de las normas de asilo y migración del bloque.

El acuerdo debe negociarse ahora con el Parlamento Europeo. Aunque Polonia y Hungría no pueden bloquearlo formalmente, su firme oposición plantea dudas sobre la eficacia de su aplicación.
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POSICIÓN COMÚN
Italia y España han expresado su preocupación por el aumento de las llegadas por mar este año, mientras que las aguas griegas fueron escenario en junio del naufragio más mortífero de Europa en años, en el que murieron cientos de inmigrantes.

Desde el fin de semana, más de 1.000 migrantes han llegado a la pequeña isla de El Hierro, isla canaria de 11.000 habitantes.

Alemania, el país de destino preferido de muchos de los inmigrantes que llegan a Europa, ha introducido controles fronterizos, aduciendo que son necesarios para acabar con los traficantes de personas. 

El Alto Representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, declaró que el bloque debe abordar las verdaderas causas de la migración ayudando a los países de origen a combatir la pobreza y a empoderar a las mujeres. "La UE tiene que ofrecer una posición común", declaró Borrell.

"Parece que por fin hay acuerdo al respecto. Hoy sin duda podemos ponernos de acuerdo sobre una política exterior y de seguridad común".

Alemania ha registrado este año un aumento de casi el 80% en las solicitudes de asilo, lo que preocupa a la coalición gobernante de centro-izquierda, que se enfrenta a un desafío de la extrema derecha en las elecciones locales de Baviera y Hesse del 8 de octubre. La vecina Polonia celebrará elecciones una semana después, el 15 de octubre.

Varsovia y Budapest se niegan a acoger a los recién llegados de Oriente Medio y África, aunque Polonia ha dado cobijo a varios millones de ucranianos que huyeron de la invasión rusa.

Otros países del centro y el este de la UE también han establecido controles fronterizos dentro de lo que normalmente es una zona de libre circulación, alegando la necesidad de reprimir a los traficantes de personas y a los inmigrantes que eluden los pasos fronterizos regulares y los procedimientos de llegada.

Roberta Metsola, presidenta del Parlamento Europeo, afirmó que la UE tiene posibilidades reales de llegar a un acuerdo sobre migración —aunque sin consenso unánime— por primera vez en casi una década, tras el colapso del sistema de asilo y migración del bloque en 2015.

"Elección tras elección, la migración encabeza las preocupaciones de nuestros ciudadanos", dijo. "No hay una bala de plata, pero no matemos este pacto antes de adoptarlo. Creo que se lo debemos a nuestros ciudadanos".