Vladimir Putin, como en su momento lo hizo Adolf Hitler, está violando el derecho internacional. Así como Hitler reclamó los Sudetes checoslovacos y Francia y Gran Bretaña para impedir una nueva guerra se lo concedieron, aunque unos meses más tarde ocupó el conjunto de Checoslovaquia, ahora Putin ha ingresado en dos repúblicas que él auto-armó y que él reconoce, casi en soledad en el mundo, para luego lanzar un ataque a todas las bases militares de Ucrania.

A esto lo hace con la presunta idea de defender a sus tropas que están en esos dos enclaves que son absolutamente fascistas vinculados a lo peor de la historia croata. Son croatas rusos que en su momento colaboraron con sus antepasados con los nazis y que siguen las mismas líneas de acción que seguían esos malhechores.

Argentina no puede tener dudas, tiene que estar firme junto al proceso de no intromisión y mucho menos con la fuerza en otros países. Argentina tiene que tener una actitud muy firme en defensa del derecho a la no intromisión de otros países y además al no uso de la fuerza.

Esto es una situación muy dramática, no solamente para el pueblo ucraniano, Rusia es el principal exportador de gas a Europa y los gasoductos pasan por el territorio de Ucrania. En consecuencia, esto significa que se va a encarecer fuertemente el gas licuado que Argentina importa y que además, con mucha razón, Bolivia nos va a querer aumentar el gas que nos vende por gasoducto. Vamos a tener un nuevo impacto de tarifazo en el gas que ya va a ser fuerte por el acuerdo que está haciendo el Gobierno con el FMI, pero que ahora sería peor.

Los exportadores y el fisco se van a favorecer, pero va a aumentar mucho el costo interno de productos como el trigo y el maíz que para nuestro pueblo son vitales.

Esta locura de Putin hay que repudiarla y hay que tener en cuenta que cuando un mundo se derrumba, algún ladrillo nos pega en la cabeza.

(* - Carlos Ruckauf es ex vicepresidente de la Nación y ex ministro de Relaciones Exteriores).