La invasión alemana de Polonia fue una acción militar de la Alemania nazi encaminada a anexarse el territorio polaco. La operación técnica, conocida como "Caso Blanco" (en alemán, Fall Weiss), se inició el 1 de septiembre de 1939 y las últimas unidades del ejército polaco se rindieron el 6 de octubre de ese mismo año.

Fue el detonante de la Segunda Guerra Mundial en Europa y acabó con la Segunda República Polaca. La invasión de Polonia fue la primera de las agresiones bélicas que la Alemania de Hitler emprendería.

El ejército polaco fue fácilmente derrotado, al no poder hacer frente a las superiores tropas germanas que estaban usando su famosa técnica llamada blitzkrieg (‘guerra relámpago’), basada en el movimiento rápido de los blindados y la máxima potencia de fuego brutalmente aplicada. No obstante, la caída de Polonia sería acelerada por la posterior invasión por la Unión Soviética el 17 de septiembre y la ausencia de ayuda de sus aliados Reino Unido y Francia.

La caída de Polonia significaría la caída abrupta de los estándares de vida de sus ciudadanos, especialmente de los polacos judíos, muriendo un 20 % de la población polaca existente antes de la invasión durante la ocupación.

Una vez que Hitler tuvo una base de operaciones en el país invadido, de inmediato comenzó a establecer fuerzas de "seguridad" para aniquilar a todos los enemigos de su ideología nazi, ya sea por diferencias raciales, religiosas o políticas. Los campos de concentración para los trabajadores esclavos y el exterminio de civiles iban de la mano con el gobierno alemán de la nación conquistada. Un día después de la invasión alemana a Polonia, Hitler ya estaba creando regimientos SS para aterrorizar a la población.