Las amenazas de protestas violentas en el país no se materializaron todavía en los Estados Unidos, aunque ya durante el fin de semana, pequeños grupos de manifestantes de derecha se movilizaron en algunos estados, sin que se hayan registrado incidentes.

Ya este domingo, Washington D C y los Capitolios de los 50 estados amanecieron fuertemente custodiados por las fuerzas de seguridad.

La convocatoria de algunos grupos extremistas a movilizaciones en todo el país puso en alerta a las autoridades, pero la fuerte presencia policial pareció disuadir a los manifestantes, informaron los medios internacionales.

Finalmente, solo unos pequeños focos de protestas se registraron en al menos cinco estados, con consignas diversas, algunas en respaldo al presidente saliente Donald Trump y sus denuncias infundadas de fraude electoral, así como expresiones de apoyo a la tenencia de armas o denuncias de presunta extralimitación del gobierno.

El despliegue de seguridad respondió a las advertencias lanzadas por el Buró Federal de Investigación (FBI), que en los días previos avisó sobre posibles "protestas armadas" en toda la nación entre este sábado y el miércoles 20 de enero, día de la asunción de Joe Biden.

Por eso, más allá de transcurrir el fin de semana en relativa calma, la tensión prevalece a medida que se acerca la inauguración del nuevo presidente, un acto atípico, que se realizará sin público y pensado para una audiencia televisiva, por los temores de seguridad y las precauciones ante la pandemia de Covid-19.

Lo que se comprobó fue la existencia de pequeños focos de protesta sin una consigna clara, dice France24.com

Para las autoridades, el refuerzo de las medidas de seguridad podría haber actuado como un elemento disuasorio para los grupos de extrema derecha que habían convocado a movilizaciones durante el fin de semana.

Incluso, entre estos activistas comenzaron a circular mensajes de advertencia para evitar lo que calificaron de "trampas" de las autoridades.

Según ellos, manifestarse abría la posibilidad a que los culparan de eventuales actos violentos.

Las más de 100 detenciones tras el asalto al Capitolio del 6 de enero y las trabas para la organización a través de las aplicaciones de mensajería también podrían haber influido en la escasa concurrencia.

En el Capitolio de Michigan, aproximadamente 20 personas se movilizaron, algunos de ellas portando armas.

El grupo fue claramente superado en número por los agentes y los miembros de los medios de comunicación.

"No confío en los resultados de las elecciones", aseguró Martin Szelag, un vendedor de ventanas semi-retirado de 67 años de Dearborn Heights.

Él portaba un cartel que decía: "Apoyaremos a Joe Biden como nuestro presidente si nos puede convencer de que ganó legalmente. ¡Muestren las pruebas! Entonces puede comenzar la sanación".

En Ohio, unas dos docenas de personas, algunas de las cuales portaban armas largas, protestaron hasta que comenzó a nevar.

Una de las manifestantes, Kathy Sherman, llevaba una visera con el apellido "Trump" en ella y, aunque expresó su apoyo al mandatario saliente, rechazó los hechos violentos ocurridos en Washington.

"Estoy aquí para apoyar el derecho a expresar una opinión política sin temor a la censura, el acoso o la amenaza de perder mi trabajo o ser agredida físicamente", indicó.

En Columbus, en Ohio, los manifestantes del movimiento antigubernamental "boogaloo" se cruzaron con seguidores de Donald Trump e intercambiaron algunos insultos, aunque sin incidentes mayores.

En el edificio estatal de Oregon, un puñado de hombres con trajes de estilo militar, pasamontañas y cascos marcharon portando armas semiautomáticas.

Algunos portaban banderas y carteles con los colores de los Estados Unidos y manifestaron consignas como "Desarmar al gobierno".

En Texas, una docena de manifestantes se acercó hasta las puertas del Capitolio.

Ben Hawk, líder de la protesta, cargaba un rifle, condenó la violencia en Washington y aclaró que no apoyaba a Trump.

"Todo lo que vinimos a hacer hoy fue discutir, reunirnos, establecer contactos y pasar el rato. Y se voló y se retorció completamente fuera de proporción", subrayó Hawk.

Por su parte, en Nevada, uno de los puntos que mayor concentración de seguidores de Trump reunió en los fines de semana de los últimos meses, reinó el silencio.

Solo un manifestante se acercó con un cartel que rezaba: "Trump perdió. Sean adultos. Vayan a casa".

En Washington D. C., las autoridades arrestaron a otras tres personas durante el fin de semana, detenciones que se suman a la de un hombre armado registrada el viernes.

Los detenidos fueron una mujer acusada de hacerse pasar por un policía y dos hombres armados que intentaron acercarse a las áreas cercadas en el centro de la ciudad.

Uno de ellos sostuvo que se había perdido y que no intentaba acceder a una zona restringida.

De momento, las autoridades no han informado que ninguno de los tres detenidos tuviera intenciones claras de provocar hechos de violencia en la capital o fueran seguidores radicales de Donald Trump.

El corazón político de los Estados Unidos lleva varios días blindado, con vallas y alambrados en un amplio perímetro del centro de la ciudad, que incluye al Capitolio y la Casa Blanca.

Hasta ahora, al menos 10.000 integrantes de la Guardia Nacional fueron desplegados en el territorio, una cifra que llegaría a 25.000 el miércoles, cuando se espera la inauguración de Joe Biden como presidente.

La directora de comunicación del mandatario electo, Kate Bedingfield, remarcó en una entrevista con ABC News que es importante que Biden jure su cargo frente al Capitolio, como es tradición, para transmitir "la resiliencia de la democracia estadounidense".