El Gobierno español se encuentra bajo presión para seguir el ejemplo de otros países europeos y aplicar un confinamiento domiciliario frente al avance de la pandemia de coronavirus, pese a que algunas regiones hicieron hoy explícito el pedido y otras reforzaron medidas para intentar contener la curva de contagios.

Actualmente España es el segundo país de la Unión Europea, después de Francia, con más casos absolutos de la Covid-19.

Desde el inicio de la pandemia acumula más de 1,2 millones de personas infectadas y roza los 36.500 fallecidos, informó hoy el ministerio de Sanidad, después de sumar en las últimas 24 horas 18.669 nuevos contagios y 238 muertos.

Además, la presión en los hospitales es cada vez más alta, con un 29% de las camas de cuidados intensivos ocupadas.

Ante esa situación, Galicia, Murcia y Cantabria ordenaron hoy el cierre de bares y restaurantes, como hizo en la víspera la región de Castilla y León, que pidió restricciones más severas al Gobierno central para frenar la curva de contagios.

"Asuma su responsabilidad", exigió el presidente castellanoleonés Alfonso Fernández Mañueco al Gobierno nacional de Pedro Sánchez. "Decrete las medidas que requiera la situación", agregó

El Gobierno español declaró el 25 de octubre pasado un estado de alarma que ampara a los Gobiernos autónomos de las 17 regiones para adoptar restricciones, como el cierre de negocios, y un toque de queda nocturno vigente en todo el país excepto las islas Canarias.

Pero el estado de alarma, que se extenderá por seis meses, no contempla la imposición de confinamientos domiciliarios sin el permiso del Gobierno español.

La postura fue ratificada hoy por el ministro de Sanidad, Salvador Illa, quien aseguró: "No contemplamos un confinamiento domiciliario", e instó a los funcionarios a tener paciencia.

"Si queremos actuar con rigor (...) tenemos que dar un plazo para ver la eficacia de las medidas que hemos adoptado", manifestó y añadió que antes de llegar al extremo de un confinamiento domiciliario "todavía hay margen para la toma de medidas adicionales".

Las opiniones de expertos varían entre quienes ven que el riesgo es "muy alto" y se debería imponer un confinamiento domiciliario de "al menos dos semanas", como Fernando García, epidemiólogo del Instituto público de Salud Carlos III, y quienes no ven el "beneficio añadido" y proponen especial a las restricciones de comercios, como Fernando Rodríguez Artalejo, profesor de salud pública en la Universidad Autónoma de Madrid.

Sin embargo, coinciden culpar a los numerosos desacuerdos entre el Gobierno central y las regiones, que ralentizaron la respuesta a la pandemia.

El primer confinamiento en el país ibérico fue durante la primera ola de contagios de la Covid-19 en Europa, entre mediados de marzo y finales de junio, tras el cual los casos comenzaron nuevamente a crecer debido a la carencia de un sistema eficaz para rastrear infectados.