El Papa Francisco hizo el martes un llamado a la unidad de la Iglesia en uno de los períodos más polarizados de la historia católica moderna, al conmemorar el 60º aniversario del Concilio Vaticano II.

Conocido como Vaticano II, el concilio se celebró entre 1962 y 1965, inaugurado por el Papa Juan XXIII y clausurado por Pablo VI. Delegados de todo el mundo modernizaron la antigua Iglesia, elaborando 16 documentos que afectaron a muchos aspectos de la vida eclesiástica.

Los padres conciliares, como se les conocía, introdujeron una nueva liturgia en lenguas locales para sustituir en gran medida la antigua misa en latín y abrieron la Iglesia al diálogo con otras religiones.

Uno de los documentos repudió el concepto de culpabilidad colectiva de los judíos por la muerte de Jesús, revolucionando las relaciones entre católicos y judíos tras casi dos milenios de desconfianza.

Pero en las últimas décadas, algunas de las enseñanzas del Concilio se han convertido en objeto de una profunda controversia, especialmente en los países ricos, donde las divisiones suelen seguir líneas políticas.

En la homilía de una misa en la Basílica de San Pedro, donde un ataúd de cristal con el cuerpo del Papa Juan XXIII fue acercado al altar para la ocasión, Francisco dijo que ambas partes tenían la culpa.

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"Ni el 'progresismo' que se alinea detrás del mundo, ni el 'tradicionalismo' y el 'retroceso' que añoran un mundo pasado, son pruebas de amor sino de infidelidad", dijo. El Papa condenó "las peleas, los chismes y las disputas" en torno a las reformas del Concilio y afirmó que éstas han llegado para quedarse y que la gente debe "vivir su fe con alegría, sin quejas ni críticas".

Fuente: Reuters