El papa Francisco instó a la población de la República Democrática del Congo, donde décadas de conflictos armados han matado a millones, a otorgarse una "gran amnistía del corazón" y pidió a los cristianos comprometidos en la batalla que depongan las armas.

En el primer día completo de su viaje -el tercero al África subsahariana como Papa- el Sumo Pontífice presidió una misa al aire libre para una multitud en los terrenos de un aeropuerto secundario en la capital, Kinshasa: las autoridades locales calculan una asistencia de más de un millón de personas.

Foto: REUTERS/Yara Nardi 

Los congoleños le dieron al Santo Padre una de las acogidas más vibrantes de sus viajes al extranjero: a su llegada, el pasado martes, decenas de miles se congregaron en la ruta de su caravana.

En tanto, este miércoles su papamóvil se movió lentamente cuando se dirigía al lugar de la misa, con cientos de miles de personas cantando y bailando a cada lado antes de comenzar la ceremonia desde una gran plataforma.

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El pueblo del país, dijo el Papa en su homilía, sufre de "heridas que duelen, continuamente infectadas por el odio y la violencia, mientras que la medicina de la justicia y el bálsamo de la esperanza parecen no llegar nunca".

El conflicto armado ha dejado a 5,7 millones de personas desplazadas internamente y 26 millones enfrentando hambre severa, según las Naciones Unidas. Francisco dijo que Dios quería que la gente encontrara "el coraje de conceder a otros una gran amnistía del corazón".

Foto: REUTERS/Yara Nardi

"¡Qué bien nos hace limpiar nuestros corazones de ira y remordimiento, de todo rastro de resentimiento y hostilidad!", remarcó. El este del Congo ha estado plagado de violencia relacionada con las largas y complejas consecuencias del genocidio de 1994 en la vecina Ruanda. Congo acusa a Ruanda de respaldar al grupo rebelde M23 que lucha contra las tropas gubernamentales en el este. Ruanda lo niega.

Aproximadamente, la mitad de los 90 millones de congoleños son católicos romanos y en su homilía, Francisco se dirigió a ellos, así como a otros cristianos involucrados en la lucha. "Que sea un buen momento para todos ustedes en este país, que se llaman cristianos pero practican la violencia. El Señor les está diciendo: `Bajen las armas, abracen la misericordia´", subrayó el Papa, quien también recibió a víctimas del conflicto armado.