En unos comicios muy reñidos y con ribetes dramáticos, el izquierdista Pedro Castillo lograba este lunes una ínfima ventaja sobre la derechista Keiko Fujimori con el 95,3% de los votos escrutados, que definirán el nuevo presidente de Perú.

La ventaja del maestro rural de 51 años era de apenas 0,44 por ciento, lo que representaba unos 74 mil votos, sobre la hija del ex presidente Alberto Fujimori, en su tercer intento por llegar al máximo cargo del país.

En el tramo final del conteo de la ONPE, los candidatos sacaban cuentas con decimales de las actas que faltan llegar, todas ellas lejanas del centro de cómputos, provenientes del interior, donde prevalece Perú Libre, y en menor medida del exterior, desde donde irán llegando las valijas diplomáticas, se estima que hasta este miércoles, con más clara preeminencia de Fuerza Popular, aunque proporcionalmente con muchos menos votos que las faltantes en el orden local. 

Keiko Fujimori, además de contar con ventaja en una encuesta boca de urna de la empresa Ipsos, difundida en la noche del domingo apenas cerrados los comicios, también encabezó la elección durante gran parte del recuento oficial, debido a la llegada más temprana de las actas urbanas.

Pero Castillo remontó la siempre modesta ventaja de su oponente a medida que llegaban los votos provenientes de sectores rurales, donde el dirigente originario de la región de Cajamarca obtenía la mayor parte de sus apoyos, informaba el sitio de BBC.

En la elección más reñida de los últimos tiempos en Perú, los dos candidatos coincidieron en pedir calma a la población.

La indefinición en el balotaje y el posible triunfo de Castillo provocó una caída en la bolsa de Lima que rondaba el 5,9 por ciento y una depredación del Sol, la moneda nacional, hasta en un 2,2 por ciento, que lo conducía a un piso histórico.

A quien resulte victorioso, le esperan desafíos económicos y los problemas derivados de la pandemia del coronavirus, en la que Perú se destaca como la nación con más fallecidos por cantidad de habitantes.

El país vivió en los últimos tiempos políticos turbulentos, con cuatro presidentes en los últimos años, y siete de los diez últimos mandatarios acusados de corrupción.