Por el impacto que ha tenido el virus en el día a día de la población, en la economía y en las finanzas públicas, este será, por supuesto, el gran asunto a la hora de votar y de paso, no solo será un examen a la gestión del primer ministro Boris Johnson, sino de los gobiernos regionales.

Y es que, desconociendo las directrices de salud pública ordenadas desde Londres, y decretando confinamientos y reglas diferentes en cada región del país, los gobiernos de Escocia, Gales e Irlanda del Norte han ejercido, más que nunca, su poder enfatizando sus diferencias con el Gobierno de Johnson.

El rifirrafe ha sido especialmente evidente entre Londres y Edimburgo, que, aunque mantienen una tensa calma, el resultado de estas elecciones puede enfrentarles nuevamente si las predicciones de las encuestas se cumplen para los independentistas.     

Además de Escocia, Gales también elegirá su parlamento, mientras que Inglaterra elegirá 12 alcaldes de diferentes regiones. Londres también elegirá alcalde y la Asamblea de la ciudad. 

Pero además se nombrarán 39 comisionados de policía y consejos a nivel nacional.  

“Este es, sin duda, el conjunto de elecciones que se verían, al menos en parte, como un juicio al Gobierno en el manejo de la pandemia”, afirma el profesor de política británica del London School of Economics, Tony Travers, quien resalta que serán las primeras elecciones tras el Brexit.

El resultado que dejen estos comicios en Escocia es el que más nerviosismo está generando en Downing Street. Si los independentistas conquistan las mayorías, su proyecto de salir del Reino Unido estaría cada vez más cerca y de paso, poniendo en riesgo la estabilidad de la Unión, dado que Irlanda del Norte o Gales podrían también imitar ese camino.

Las encuestas prevén un triunfo arrasador con un 61 por ciento para el partido de gobierno Scottish National Party (SNP), liderado por la ministra principal, Nicola Sturgeon, y cuya principal promesa es la independencia y luego, posiblemente, unirse a la Unión Europea.  

Sumados a los otros partidos independentistas, estos ganarían hasta 80 de las 129 sillas en el Parlamento de Edimburgo. Entonces se podría iniciar el proceso legal y político para hacer un nuevo referendo. En el primero, realizado en 2014, ganó mantenerse dentro del Reino Unido. 

Intentando robarle votos al SNP, en las últimas semanas, un antiguo aliado de Nicola Sturgeon y exministro principal, Alex Salmond, alejado de la vida pública mientras respondía por denuncias de acoso sexual que ya fueron esclarecidas, lanzó su partido ALBA, pero los expertos creen que tiene pocas posibilidades de tener un papel protagónico.

En dialogo con corresponsales internacionales en Londres, Salmond explicó que a diferencia del Scottish National Party, ALBA “buscará la independencia de manera inmediata”.

A diferencia de la situación en Cataluña en 2017, los independentistas escoses quieren, desde el principio, una consulta legal para no restarle legitimidad. Esto requiere la autorización del Parlamento Británico.

Londres, es considerada como una las capitales más importantes del mundo, con una población de más de 9 millones de personas, y un presupuesto de 19 billones de libras esterlinas. 

“Se ha movido firmemente hacia el partido Laborista en los últimos años, incluso mientras otras partes de Inglaterra se han pasado a los conservadores”, afirma el investigador senior del Institute for Government, Akash Paun a France 24.

Su actual alcalde, el laborista y musulmán Sadiq Khan, quien fue elegido en 2016, busca su reelección con altas posibilidades de lograrlo, pese a que tendrá que competir con otros 19 candidatos, un número récord.

Son elecciones regionales, pero se da por entendido que será un escrutinio a la gestión del premier, cuya percepción ha mejorado desde que el Reino Unido empezó a tomar una ventaja significativa sobre los otros países europeos en la vacunación contra el Covid-19.

Obviamente este factor jugará un papel importante en las elecciones. “Puedes tomar una cerveza al aire libre, ver a tus amigos y eso afectará el estado de ánimo nacional y, en ese contexto, el Gobierno puede hacerlo mejor de lo que esperamos”, explica la profesora Sarah Hobolt del London School of Economics.