Cuando termina el período "natural" de una Legislatura (cinco años) o el presidente de la República "disuelve" las cámaras, tal como ocurrió luego de la renuncia del primer ministro Mario Draghi el 21 de julio pasado, se llama a elecciones generales/políticas en Italia para renovar por completo el Parlamento (que nunca se renueva por mitades o por tercios como otros).

Cuando finaliza la elección y asumen los nuevos diputados y senadores, el Parlamento en asamblea elije al primer ministro y cuando corresponde, al presidente. Así funciona un sistema democrático parlamentario, así funciona Italia desde 1948.

En eso estamos en este momento en el mundo italiano hasta el 25 de septiembre. Digo mundo italiano porque los italianos con derecho a voto se separan en dos grupos, los que votan en la península y los que viven y votan fuera de ella (seis millones), llamados: italianos residentes en el exterior. La Argentina tiene el privilegio de tener la colectividad italiana, fuera de Italia, más grande del mundo con derecho a voto: unas 780.000 personas.

Existen dos tipos de agrupaciones políticas que se presentan a la contienda electoral. Por un lado, los mismos partidos políticos italianos/romanos que existen en Italia y que por lo general lo único que les importa es obtener el voto en el exterior, que se suma al que ganan en Italia, sin tener en cuenta las verdaderas necesidades de los expatriados (mejorar la atención de la red consular, renovación de pasaportes en tiempo y forma, difusión de la lengua y la cultura italiana, entre otras cosas).

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En pocas palabras, quieren votos y poco importa resolver las carencias ya mencionadas. Por otra parte, en el extremo opuesto, conviven los movimientos que de manera genuina representan a los italianos en el exterior y pelean por sus reivindicaciones, como el MAIE (Movimiento Asociativo Italianos en el Exterior), que se sustenta en la historia del movimiento de solidaridad italiana en el mundo de la emigración.

Llegada la hora de elegir tenga en cuenta estas diferencias, en particular en esta etapa, ya que comienza un nuevo capítulo de la historia de la democracia italiana parlamentaria, con la educación del número de diputados y senadores a la mitad.

Este puede ser el mejor momento para subsanar viejos problemas que aquejan a la colectividad, ahora que el Poder Legislativo se concentra en menos manos. Elegir gente con experiencia parlamentaria previa es crucial, para no perder tiempo y su voto.

(*) -Claudio Zin, médico y candidato a diputado italiano por MAIE.