La figura de Angela Merkel, con un liderazgo que marcó a fuego por 16 años a Alemania, pero también a Europa, se agiganta a medida que se acerca la crucial elección federal del domingo 26 de septiembre, de la que surgirá su reemplazante, el próximo canciller, por cuatro años.

Cerca de 60 millones de habitantes tomarán la trascendente decisión en las urnas. En juego están los 709 escaños, de los cuales los partidos que quieran gobernar durante los próximos cuatro deberán lograr una mayoría con 355.

Los principales candidatos que representan a seis partidos se empequeñecen ante la imponente popularidad de la ex "chica de Kohl" y no sólo las campañas dejaron en evidencia las diferencias de estaturas políticas, sino que el propio debate televisado de cierre mostró que los contendientes son apenas cabos sueltos que tendrán que enlazarse para construir el poder.

El socialdemócrata, actual vicecanciller y responsable de Finanzas, Olaf Scholz, quedó confirmado como candidato favorito, aunque con un cada vez más reducido margen respecto de la conservadora CDU de Armin Laschet, dos puntos porcentuales los separan según las encuestas de opinión.

Scholz, formado como abogado, tras afiliarse al SPD en 1975 e iniciar una carrera política que lo llevó por primera vez al Bundestag -la Cámara Baja del Parlamento- en 1998, está ante la gran oportunidad de su carrera: ser el sucesor de Angela Merkel, rival política y aliada en el Gobierno actual.

Había llegado al Ejecutivo, sin embargo, de la mano de ella, que lo incorporó al gabinete en 2007 como ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, en los que fueron los inicios de la 'gran coalición' con la Unión Cristiano Demócrata (CDU), esa que ahora mismo Scholz aspira a enterrar mientras sueña con alianzas sin tanta atadura ideológica.

Verdes

Detrás de estos dos partidos, que compartieron el Gobierno en la última legislatura, están los Verdes con una intención de voto del 16%, liderados por Annaelena Baerbock. Y luego viene el Partido Liberal de Christian Lindner, que también cobra relevancia, con el 12%.

Ya que el SPD y la CDU obtienen el 48% sumados y sigue sin ser posible una nueva gran coalición. El vencedor tendrá que negociar con Los Verdes (15%), los liberales del FDP ( 12%) y la extrema izquierda de Dei Linke (6%), y de ahí surgirá la coalición gobernante.

Una de las novedades del último debate a seis fue la presencia de Markus Söder, presidente de Baviera y líder de la CSU, partido hermano bávaro de la CDU, que, rechazado como candidato, ejerció un papel crítico con Laschet que resultó un dañino fuego amigo.

Otras opciones de coalición tendrían los socialdemócratas, en caso de ganar las elecciones de Alemania: los verdes y el partido de izquierdas Die Linke, o sustituir a estos por los liberales, algo más complicado para poner de acuerdo a las formaciones políticas.

En caso de que las negociaciones no funcionasen entre los partidos de izquierda, podría entrar la opción de Laschet de la CDU con los verdes y los liberales.

En el último debate, sin embargo, escenificaron una unidad y cordialidad muy destacables y Söder vertió toda su inquina contra Alternativa para Alemania (AfD), que desde la extrema derecha resta voto conservador y que, en las encuestas, sigue recibiendo el 10% de los votos.

"Ustedes, con su mensaje político, inyectan odio en la sociedad y son los responsables últimos de sucesos como el lamentable asesinato", reprochó a la candidata de AfD, Alce Weidel.

Se refería al suceso ocurrido el miércoles en Idar-Obertein, donde un cliente de una gasolinera asesinó de un tiro en la cabeza a un dependiente de 20 años que, en cumplimiento de la normativa vigente, se negó a atenderle si no llevaba puesta la mascarilla reglamentaria en interiores.

"AfD está utilizando a la gente que se siente insegura, estimulándola a comportamientos extremos y los resultados son estos que tenemos que lamentar ahora", insistió.

Al margen del duelo por lo ocurrido, que fue unánime, los candidatos polemizaron sobre Europa y las relaciones que Alemania debe mantener con China o Rusia.

Por siempre Angela

Ningún líder europeo estuvo más tiempo al frente del gobierno que Angela Merkel y ninguno sorteó tantas crisis como ella, hasta el punto que se convirtió en una de las figuras más reconocibles de la escena global.

Sus admiradores valoran su serenidad y pragmatismo ante los grandes desafíos y haber sabido mantener la voz de la sensatez en un mundo caracterizado por la polarización y los liderazgos estridentes.

Sus detractores le reprochan un excesivo conservadurismo y no haberse atrevido con las reformas que necesita la industrial Alemania para conservar su posición en un mundo cada vez más digital.

Las encuestas indican que, pese a tanto tiempo en el poder, Merkel sigue siendo muy popular entre los alemanes.

El veterano canciller Helmut Kohl le había dado a Merkel su primer puesto ministerial e impulsó su carrera.

Tras perder en 1998, Kohl vio cómo su discípula le daba la espalda, al igual que la Unión Cristianodemócrata (CDU). Entonces secretaria general de la CDU, Merkel dijo que Kohl, quien había aceptado donaciones de fuentes que se negó a revelar, había dañado al partido. Y siguió adelante sin él.

En promedio, en las últimas décadas se tomó juramente a los nuevos cancilleres y al gabinete de gobierno entre cinco y seis semanas después de las elecciones.

En 2017, sin embargo, hubo que esperar cinco meses y medio para que estuviera lista la nueva coalición de gobierno.

Es decir, que podría suceder que Angela Merkel superara incluso a su mentor, el excanciller conservador Helmut Kohl, quien fue el que más tiempo permaneció en el poder hasta ahora.

Su gobierno finalizó en 1998 luego de 5.870 días. Para romper ese récord, Merkel debería seguir en el cargo hasta el 17 de diciembre de 2021.