El Vaticano dijo el sábado que renovó con China un acuerdo secreto y cuestionado sobre el nombramiento de obispos católicos en el país comunista.

Fue la segunda vez que el acuerdo -que todavía es provisional- se extiende por otros dos años desde que se alcanzó por primera vez en 2018.

La última prórroga era ampliamente esperada y el Papa Francisco lo previó en una entrevista exclusiva con Reuters el 2 de julio.

El acuerdo fue un intento de aliviar una antigua división en toda la China continental entre una grey clandestina leal al Papa y una iglesia oficial respaldada por el Estado. Por primera vez desde los años 50, ambas partes reconocen al Papa como líder supremo de la Iglesia Católica.

Los críticos, entre ellos el cardenal Joseph Zen, de 90 años, antiguo arzobispo de Hong Kong, lo denunciaron como una entrega a las autoridades comunistas. Zen está siendo juzgado por el uso de un fondo de caridad para manifestantes prodemocracia y los críticos acusan al Vaticano de no hacer lo suficiente para defenderlo en público. Zen se declaró inocente.

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El acuerdo entre el Vaticano y China se centra en la cooperación en el nombramiento de obispos, dando al pontífice la última y decisiva palabra.

Desde que se cerró el acuerdo solo se han nombrado seis nuevos obispos, lo que, según sus detractores, demuestra que no está produciendo los efectos deseados. También señalan las crecientes restricciones a la libertad religiosa en China para los cristianos y otras minorías.

En la entrevista de julio con Reuters, Francisco reconoció que el acuerdo "va despacio", pero que la Iglesia debe tener una visión a largo plazo en China y que un diálogo imperfecto es mejor que ningún contacto.

Francisco comparó a los opositores al acuerdo con los que criticaron a los papas Juan XXIII y Pablo VI en los años 60 y 70 por la llamada política de los pequeños pasos, en la que el Vaticano llegó a acuerdos a veces incómodos con las naciones comunistas de Europa del Este para mantener viva a la Iglesia durante la Guerra Fría y limitar su persecución allí.

Pasos hacia la curación

Los medios oficiales del Vaticano publicaron entrevistas con dos cardenales defensores del acuerdo.

El secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, principal artífice del acuerdo, sostuvo que aunque los logros alcanzados desde 2018 "pueden parecer pequeños", en el contexto de una historia conflictiva son "pasos importantes hacia la progresiva curación de las heridas infligidas" a la Iglesia china.

El cardenal Luis Antonio Tagle, un filipino cuya madre es de ascendencia china, dijo que el reto es convencer a las autoridades de que "pertenecer a la Iglesia no representa un obstáculo para ser un buen ciudadano chino".

La renovación del acuerdo entre el Vaticano y Pekín se produjo mientras el Partido Comunista de China concluía el sábado el congreso que celebra dos veces cada década, en el que se aprobaron enmiendas que consolidan el férreo control del presidente Xi Jinping sobre el partido.

El mes pasado, el Vaticano intentó organizar una reunión entre Xi, de 69 años, y el Papa, de 85, mientras ambos líderes se encontraban en Kazajistán, pero China se negó.

Fuente: Reuters