Un denso barrizal llenó las calles de Manila donde el tifón que ha azotado Filipinas en los últimos días se ha cebado con saña. Es el quinto en menos de un mes y este escenario de lodo espeso y vidas arrasadas se repite.

Aquí la brutalidad de la naturaleza se alía con la pobreza para golpear las zonas más vulnerables donde están las peores construcciones.

De momento se sabe que el paso del tifón Vamco, además de la más que visible destrucción, ha dejado al menos 39 fallecidos y docenas de personas desaparecidas.

La amenaza de Vamco obligó a la evacuación previa de 350.000 personas, además otras cien mil han tenido que se rescatadas; 40.000 de ellas sólo en la capital. Casi 4 millones de personas en Manila están sin electricidad y hay barrios enteros que han quedado arrasados por los vientos de hasta 155 kilómetros por hora y las copiosas lluvias.