Los menores dan el ejemplo e inspiran a los adultos en una comunidad de El Salvador, donde trabajan en un huerto familiar para garantizar sus alimentos y evitar los altos precios del mercado, afectados por la pandemia de la covid-19.

Los niños cultivan rábano, tomate, chile (pimiento), repollo, mora, espinaca y sandía en El Chaparral, municipio de El Paisnal, 40 kilómetros al norte de San Salvador, según comprobó una investigación periodística.

Según los familiares de los niños, descendientes de hondureños, aprendieron esa modalidad durante la guerra civil del país vecino Honduras, entre 1980 y 1992.

El huerto funciona bajo supervisión de un técnico y una ONG, que monitorean la cuestión por mensajeria WatsApp, refleja una información publicada en la web France24.com

Felicia Mijango, del directorio de la Unión de Comunidades Rurales del norte de San Salvador y La Libertad (UCRES), dice que la idea de los huertos comunitarios en zonas rurales para "sobrevivir" surgió décadas atrás cuando miles de salvadoreños se alojaron en el campamento de Mesa Grande, en Ocotepeque, Honduras.

Mesa Grande fue un campamento cerrado con alambre de púas y vigilancia permanente del ejército de Honduras, en donde un poco más de 11.000 salvadoreños plantaron huertos al no poder salir mientras estaban protegidos por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Los Refugiados (ACNUR).

Los niños que ahora cultivan el huerto en El Chaparral son hijos de la generación que nació en Honduras y que con el fin de la guerra civil en 1992 llegó a repoblar la zona.

"Con la pandemia covid-19 optamos apoyar con la entrega de semillas para huertos familiares y huertos comunitarios", precisa Mijango.

Con la ayuda de fundaciones de Estados Unidos y Canadá, UCRES apoya más de un centenar de huertos comunitarios o familiares en la zona.

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