Las protestas en Paraguay contra la gestión de la pandemia por parte del gobierno acabaron el viernes en violentos enfrentamientos y llevaron al presidente del país a pedir a todo su gabinete que presente su renuncia.

Las fuerzas de seguridad lanzaron balas de goma y gases lacrimógenos a manifestantes en el centro de Asunción, mientras un grupo de personas derribó barreras policiales, provocó incendios y lanzó piedras a los agentes, informó la prensa local.

Los altercados dejaron una veintena de heridos y convirtieron el histórico centro de la capital en una suerte de campo de batalla, en medio de la creciente indignación de la población por el aumento de casos de coronavirus y la falta de medicamentos y vacunas.

"Es una pena que se hayan excedido los jóvenes y destruyeron lo que era una fiesta cívica", manifestó el ministro del Interior, Arnaldo Giuzzio, al canal de noticias Telefuturo. "Era gente que solamente fue con la intención de destruir y no construir un ambiente cívico", consideró.

Hasta ahora, sólo cuatro mil personas han sido vacunadas en Paraguay, un país de siete millones.La manifestación ciudadana comenzó de forma pacífica en la tarde y a ella se sumó un gran número de jóvenes, con banderas nacionales y pancartas de protesta frente al Congreso.

El ministro de Salud, Julio Mazzoleni, había anunciado su renuncia después de reunirse con Abdo Benítez. "Hemos acordado juntos que yo deje el cargo del Ministerio de Salud Pública a los efectos de que realmente se pueda generar esa paz que se necesita para poder enfrentar este desafío", dijo Mazzoleni en declaraciones a la televisión estatal.

Hasta el 6 de marzo, se habían registrado 3.256 muertes y 164.310 casos, según los datos de la Universidad John Hopkins.