El papa Francisco celebró hoy su primera misa multitudinaria en Canadá y pidió "que no se repitan" los abusos que sufrieron los pueblos indígenas en ese país.

La ceremonia religiosa se realizó en el Estadio Commonwealth, de Edmonton, un día después del pedido de perdón que hizo a los indígenas por la participación de católicos en el sistema de escuelas residenciales canadiense, que gestionó la Iglesia durante casi un siglo, objetivo primordial de este viaje.

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Un día después de la Jornada Mundial de los Ancianos que se celebró a nivel mundial, el Sumo Pontífice destacó "la importancia espiritual de honrar a los abuelos y mayores, de sacar provecho de su presencia para construir un futuro mejor".

De esa manera, solicitó armar "un futuro que no sea indiferente hacia quienes, ya adelante con la edad, necesitan más tiempo, escucha y atención, un futuro en el que no se repita la historia de violencia y marginación que sufren nuestros hermanos y hermanas indígenas".

Posteriormente, Francisco se trasladó al lago Saint Anne, situado a unos 80 kilómetros al oeste de Edmonton, uno de los principales lugares de peregrinación de América del Norte.

Allí, cada año desde fines del siglo XIX, miles de peregrinos acuden para bañarse y rezar en las aguas de este lago que según los nativos tiene propiedades curativas.

Una delegación de indígenas viajó al Vaticano en abril pasado y se reunió con el Papa, quien se había disculpado formalmente por ese pasado de abusos en los colegios.

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Pero en esta ocasión, el jefe de la Iglesia Católica viajó a Canadá para ratificar ese pedido de perdón, algo que hacerlo en el suelo de ese país norteamericano tiene enorme significación para los sobrevivientes.

Asimismo, este martes 26 de julio es la fiesta de Santa Ana, madre de la Virgen María y abuela de Jesús en la tradición católica, una figura importante para muchas comunidades aborígenes canadienses.