Por Gabriel Zurdo (*)

El teniente general Stephen Fogarty presentó un plan para reorganizar el Comando Cibernético del Ejército de los EEUU y contrarrestar los esfuerzos de los adversarios para desestabilizar al país.

Esta decisión se enmarca en un año de elecciones en EEUU y en medio de cientos de denuncias de supuestas operaciones de manipulación de la opinión por parte de Rusia, China e Irán, para afectar la política estadounidense y la comprensión de los ciudadanos sobre la pandemia del coronavirus.

El plan tiene como objetivo reorganizar el Army Cyber Command (ARCYBER) en una serie de unidades que puedan trabajar para contrarrestar ataques, incluso influir en el comportamiento del enemigo y en la toma de decisiones mediante la interferencia de sus comunicaciones o al diseminar y/o viralizar mensajes enmarcados en operaciones de desinformación y fake news en las redes sociales para controlar contenidos, por ejemplo.

En algunos casos, el ARCYBER se centrará en "comunicar subrepticiamente (u ocultar), la ubicación, la capacidad y la intención de las fuerzas del Ejército".

Si bien durante los últimos meses la cantidad de amenazas e intrusiones se han incrementado ostensiblemente, en especial desde el inicio de la pandemia, los ataques no son algo nuevo. Las operaciones de desinformación para realizar campañas de influencia de opinión siguen siendo "polémicas", pero a la luz de los esfuerzos por parte de Rusia, China e Irán para sembrar discordia, confusión y “fake news” en los EEUU, incluso en las elecciones presidenciales, han cambiado el status quo.

ARCYBER trabajará para contrarrestar los esfuerzos de propaganda y desinformación extranjeras en los últimos años con la aprobación del Congreso y la Casa Blanca. Una de esas campañas, dirigida por el Cyber Command de la the Offensive Cyber Division of the Department of Defense, interrumpió a los trolls del gobierno ruso en 2018 para evitar que interfirieran en las elecciones de mitad de período de los Estados Unidos de ese año.

La administración de Donald Trump también ha mejorado de forma significativa la capacidad de la CIA para contraatacar a los adversarios en el ciberespacio. Y aunque ARCYBER se ha centrado históricamente en defender la red del Department of Defense, Fogarty dice que es hora de reconocer que el personal de ARCYBER ha estado tratando con trolls online de “estados adversarios” y operaciones de desinformación durante años.

El plan implica un año de diseñar e implementar nuevas organizaciones en ARCYBER y varios años de modernización y experimentación con tecnologías emergentes. Fogarty ha propuesto que se renombre como Army Information Warfare Command (Comando de Guerra de Información del Ejército) e integre sus capacidades de operaciones de información con otras misiones militares de los EEUU.

El comando deberá articular operaciones estadounidenses en otros dominios, como el aire, la tierra y el mar. Superar a los adversarios al influir en sus comportamientos mientras se ejecutan operaciones multidominio se ha convertido en una preocupación cada vez más urgente para el Pentágono en los últimos años.

La primera fase del plan a diez años, que ya se puso en marcha, tiene como objetivo implementar cambios estructurales y lanzar nuevos programas y formaciones para ayudar a mejorar las capacidades de guerra de informática de ARCYBER.

El comando, que cambiará su sede de Virginia a Georgia para trabajar junto con la National Security Agency, también lanzó el 915th Cyber Warfare Battalion, que ejecuta operaciones informáticas y guerra electrónica en misiones tácticas. El ARCYBER aumentará sus capacidades en redes sociales y creará un batallón enfocado en Offensive Cyber-Operations. En una segunda etapa se creará un Centro de Operaciones de Guerra Informáticas, así como una Brigada de Inteligencia Militar de Ciberespacio y Espectro Electromagnético.

El ciberespacio es, después de todo, un dominio internacional transfronterizo. Los ataques cibernéticos y el espionaje contra ciudadanos y empresas estadounidenses se originan en la mayoría de las oportunidades en servidores en el extranjero. Por lo que, cualquier acción involucraría casi inevitablemente a otros países y sus leyes. Por lo tanto, se debe considerar las leyes nacionales de otras naciones o cualquier convención internacional o derecho internacional consuetudinario.

Antecedentes de una guerra cibernética que avanza

La cantidad de amenazas, ataques e intrusiones ha aumentado exponencialmente, en especial desde el inicio de la pandemia. Infraestructura de misión crítica, plantas de tratamiento de agua, compañías de energía eléctrica, plantas nucleares, telecomunicaciones, hospitales, laboratorios y dependencias gubernamentales son blancos permanentes. Hace unas semanas, el Primer Ministro de Australia, anunció en conferencia de prensa un ciberataque persistente contra organizaciones australianas por parte de un Gobierno extranjero.

Los ataques cibernéticos y el espionaje contra ciudadanos y empresas estadounidenses se originan en la mayoría de las oportunidades en servidores en el extranjero. Con el convencimiento de que Rusia habría usado Facebook para interferir en las elecciones que ganó Trump en 2016 y el escándalo de Cambridge Analytica, todos las miradas apuntaron a Zuckerberg, que en abril de 2019 tuvo que dar explicaciones en el Congreso de Estados Unidos reconociendo que su empresa tardó en identificar la acción propagandística de trolls rusos en la plataforma y reconoció el robo de datos por parte de Cambridge Analytica.

No parece casual que Facebook, Google, Amazon y Apple, los cuatro líderes de la industria TECH sean acusados de destruir empleos, arruinar negocios de sus competidores, encarecer precios, desalentar a otros emprendedores, amenazar la privacidad, censurar la libertad de expresión de los usuarios y obviamente en un año complejo y ya camino a las elecciones de noviembre de “manipular la información y opinión del público”. Zuckerberg, Pichai, Bezos y Cook, declararon por videoconferencia en una audiencia, de una investigación que lleva 13 meses.

Hemos visto recientemente cómo el presidente Trump se refiere a la posibilidad de prohibir a TikTok en EEUU, una plataforma de origen Chino, supuesto espacio privado para el divertimento de menores, sumamente cuestionado por la ausencia de controles, pero ahora sospechada de ser un “spyware”, al mismo tiempo el “hackeo” a Twitter semanas atrás a manos de un joven de 17 años, detenido por el FBI y enfrentando una posible condena de 45 años de cárcel.

El sorprendente aumento del ISIS impulsado por las redes sociales en 2015, la interferencia de Rusia en las elecciones presidenciales de EE.UU. en 2016, la creciente beligerancia digital de Irán y la desinformación de China en torno a la pandemia de COVID-19 están cambiando esa percepción y habilitando una nueva discusión.

(*) CEO de BTR Consulting