Tal como había prometido en campaña y ratificado durante el proceso de retiro de Afganistán, el presidente Joe Biden cumplió en desclasificar un informe del FBI de 16 páginas que vincula a los secuestradores del 11 de septiembre con ciudadanos saudíes que viven en Estados Unidos.

El documento, escrito en 2016, resumía una investigación del FBI sobre esos vínculos denominada Operación Encore.

A diferencia de las conclusiones sacadas inicialmente respecto de cómo se gestaron los ataques, parcialmente redactadas, aparece en la versión revelada una relación más estrecha entre dos saudíes en particular, incluido uno con estatus diplomático, y algunos de los terroristas que perpetraron el atentado.

Las familias de las víctimas del 11 de septiembre habían estado durante mucho tiempo detrás de esta línea pesquisada, que difiere completamente de la descrita en el reporte de la Comisión del 11 de septiembre de 2004.

No obstante el informe no establece ningún vínculo directo entre los secuestradores y el gobierno de Arabia Saudita en su conjunto, Jim Kreindler, que representa a muchas de las familias que demandan a Arabia Saudita, dijo que el informe valida los argumentos presentados en el caso.

"Este documento, junto con la evidencia pública recopilada hasta la fecha, proporciona un plan de cómo operaba al-Qaeda dentro de Estados Unidos", dijo, "con el apoyo activo y consciente del gobierno saudí".

En ese contexto, el ministro de Asuntos Exteriores saudí, el príncipe Faisal bin Farhan, destacó el domingo que los documentos revelados por Washington confirman que Riad no estuvo implicado en modo alguno en estos ataques.

Si bien la Comisión fue en gran medida incapaz de vincular a los hombres saudíes con los secuestradores, el documento del FBI describe múltiples conexiones y llamadas telefónicas.

La Comisión había escrito hace años que no había encontrado pruebas que incriminaran al diplomático saudí Fahad al-Thumairy, en la prestación de asistencia a los dos secuestradores.

Modificación del reporte

Transcurrió una década y los agentes del FBI modificaron su enfoque. Ahora dicen que Thumairy "encargó" a un asociado, más de un año antes de los ataques, que ayudara a los secuestradores cuando llegaran a Los Ángeles, y los recomendó como "dos personas muy importantes".

Otro aporte diferenciado es la descripción que se hace de una reunión de un empleado del gobierno saudí con los secuestradores en un restaurante.

Ya no se trata de un encuentro casual, como lo describieran en la anterior oportunidad, sino que se presenta como un evento planificado y bien orquestado.

La Comisión del 11 de septiembre de 2004 había calificado al empleado saudí, Omar al-Bayoumi, como "sociable". Lo encontraron "como un candidato poco probable para una participación clandestina con extremistas islámicos".

El informe de Encore afirma que un testigo de la reunión vio a Bayoumi esperando junto a la ventana a que llegaran los secuestradores en lugar de encontrarse con ellos por casualidad, y entabló una larga conversación con ellos.

Añade que una mujer dijo a los investigadores que Bayoumi solía decir que la comunidad islámica "necesita tomar medidas" y que estaba "en el jihad".

"Llevamos más de una década pidiendo la publicación de todos los documentos relacionados con ese trágico día, con la plena confianza de que los datos que se publiquen en esos documentos demostrarán fehacientemente que el Reino de Arabia Saudí no estuvo implicado en modo alguno", afirmó Bin Farhan en declaraciones recogidas por la cadena Al Arabiya.

Las familias de las víctimas habían indicado en una entrevista que encontraron otros elementos reveladores en el informe.

Por ejemplo, que tanto Thumairy como Bayoumi estaban, cada uno, a uno o dos grados de separación de los demás en un árbol telefónico de terroristas internacionales conocidos.

Bayoumi estaba en "contacto casi diario" con un hombre relacionado con la mente maestra del ataque al World Trade Center de 1993 y pasó la noche en un hotel con otro hombre vinculado a uno de los principales lugartenientes de Osama Bin Laden.

Mientras tanto, el teléfono de Thumairy estaba en contacto con personas asociadas con el "Millennium Plot Bomber", que fue condenado en un complot para bombardear el aeropuerto de Los Ángeles en la víspera de Año Nuevo de 2000.

El gobierno saudí sostuvo durante mucho tiempo que cualquier conexión entre los ciudadanos saudíes y los secuestradores era una coincidencia, e invocó años de lucha contra al-Qaeda en asociación con EEUU.

"Nunca ha surgido ninguna evidencia que indique que el gobierno saudí o sus funcionarios tuvieran conocimiento previo del ataque terrorista o estuvieran involucrados de alguna manera en su planificación o ejecución", dijeron en un comunicado emitido esta semana por la embajada saudí.

"Cualquier acusación de que Arabia Saudita es cómplice de los ataques del 11 de septiembre es categóricamente falsa".

Independientemente de ello, los familiares de los fallecidos dicen que esperaron años para que se divulgue la información, y el documento Encore es el primero de los muchos que la administración Biden prometió publicar en los próximos meses.